La troika abandonó hoy Grecia tras dos semanas de negociación con las autoridades helenas en las que no han logrado cerrar un acuerdo sobre la revisión de su programa de rescate debido a "algunas cuestiones sin resolver", lo que retrasará el desembolso de otros 1.000 millones de euros al país.

La troika "ha concluido su visita a Grecia tras conversaciones productivas con las autoridades sobre el conjunto de políticas que podrían servir como base para la realización de la revisión en curso del programa económico del país", según un comunicado conjunto.

"Se han logrado avances, pero algunas cuestiones siguen sin resolver", afirmaron la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Los expertos de esas tres instituciones prevén volver a Atenas en diciembre para retomar las discusiones con el objetivo de cerrar la cuarta revisión del programa de rescate de Grecia.

"Nuestro deseo es terminar la revisión en diciembre o, como muy tarde, en enero", afirmó el vicepresidente de la CE Olli Rehn, durante una intervención ante la Comisión de Asuntos Económicos del Parlamento Europeo.

Rehn indicó que ahora los expertos de la troika le informarán de los progresos llevados a cabo en Atenas estas semanas, de cara a la reunión de ministros de Finanzas de la zona del euro (Eurogrupo), que se celebra este viernes en Bruselas.

Hasta que la troika vuelva a Grecia, "las discusiones continuarán desde sus respectivas sedes", informó en el citado comunicado.

Pese al acercamiento logrado entre la troika y el Gobierno griego, ambas partes mantienen diferencias respecto al agujero fiscal al que Atenas tendrá que hacer frente el próximo año.

Los representantes de la troika comenzaron las conversaciones sobre la base de que el citado agujero de financiación podía ascender hasta 2.900 millones de euros, lo que haría necesarios sacrificios adicionales, mientras que las autoridades griegas estimaban que no superaría los 500 millones.

Sin embargo, el Gobierno heleno ha presentado en los últimos días un programa de ahorro de 1.300 millones de euros en el que no se incluirían recortes salariales o de pensiones generalizados, sino que estaría basado en medidas de ahorro de carácter estructural.

El primer ministro griego, Andonis Samarás, ha expresado en numerosas ocasiones su oposición a aplicar más recortes en el país, una línea roja que se resiste a cruzar para evitar que aumente la tensión social.

"Estamos al corriente y somos dolorosamente conscientes de lo difícil que ha sido el proceso de ajustes para los ciudadanos griegos", aseguró Rehn.

La finalización de la actual revisión del programa griego es una condición previa para que la troika den su visto bueno al desembolso de un nuevo tramo de 1.000 millones de euros para Grecia.