Una nueva tragedia en Libia ha acabado con toda esperanza de alcanzar un país estable y seguro. Al menos 43 personas murieron el viernes por la tarde durante una manifestación pacífica que se celebró en Trípoli, la capital, contra la presencia de grupos armados. El balance de fallecidos es provisional y con toda probabilidad aumentará porque muchos de los 400 heridos sufren lesiones de gravedad. Desde la caída de Gadafi, en octubre del 2011, la deriva que está tomando la situación política en Libia es muy peligrosa. El Gobierno solo controla la capital y los rebeldes el resto del territorio. A todo ello, hay que sumar el aumento de extremistas vinculados a organizaciones islamista. Un alto funcionario del Ministerio del Interior libio reconoce que sin la creación de un Gobierno sólido "será difícil encarar la inseguridad".