El presidente de la República de Italia, Giorgio Napolitano, comienza la recta final de su mandato, que caduca en mayo, con la enrevesada papeleta de dar un Gobierno al país, después de que las elecciones de febrero arrojaran un resultado que en apariencia se asemeja a un callejón sin salida. Napolitano informó ayer de que hoy tomará su decisión. "Tengo que ordenar mis ideas", dijo.

Con la mayoría absoluta en el Congreso y la relativa en el Senado, el progresista Pierluigi Bersani reivindicó la primera tentativa de formar Gobierno. "No tenemos un plan A y un plan B", dijo Bersani, subrayando que su partido espera "poder echar una mano para hallar una solución" y presentarse al Parlamento para ofrecer un programa de mínimos "que permita poner en marcha la legislatura en clave de cambio". Paralelamente, propone reformar una parte de la Constitución para adelgazar los costes de la política.

Sin embargo, a Bersani le faltan una docena de senadores, que espera encontrar entre los indignados grillitos del Movimiento 5 Estrellas (M5S), fundado por el cómico Beppe Grillo. Eso fue lo que ocurrió la pasada semana con el golpe mágico de los presidentes de Congreso y Senado, elegidos gracias a la traición de 14 grillitos. Lo primero que anunciaron Pietro Grasso (Senado) y Laura Boldrini (Cámara de Diputados) fue el recorte del 50% de sus sueldos, aún demasiado poco para el líder de los indignados.

Grillo se despojó de los hábitos de moderno Savonarola --un fraile que en Roma clamaba contra la corrupción de los papas y fue ajusticiado-- para acudir ayer al palacio del Quirinal y participar en las consultas oficiales de Napolitano. "¿Permiso? Ya estoy aquí", dijo a los porteros de palacio, con su habitual lenguaje histriónico.

LA PETICION El M5S ha pedido al jefe del Estado que le permita formar el nuevo Ejecutivo, lo que no sucederá, porque no cuentan con una mayoría. Como recambio, ha exigido que el Parlamento otorgue al M5S las presidencias de la comisión de control de la televisión pública, la RAI, y de los servicios secretos (Copsair). La segunda opción constituye, en realidad, una apertura, aunque se ignora hacia quién o hacia qué. "La política es la doctrina de lo posible". decía el canciller alemán Otto von Bismarck.

El conservador Silvio Berlusconi también acudió a las consultas, presentando la única fórmula que repite desde hace días, o sea la formación de un Gobierno apoyado por una gran coalición conservadora-progresista. Pero nadie le escucha. "Jamás", repite también Bersani. Grillo ni le responde, aunque la gran coalición a la alemana le iría bien para poder disparar a mansalva contra los viejos partidos.

"Es urgente que el país tenga un Gobierno estable", afirman los obispos italianos, que es lo que el miércoles ya dijeron Grasso y Boldrini. El primero, fiscal nacional antimafia hasta jubilarse en las pasadas fiestas navideñas, es una de las personas que suenan como posible protagonista del segundo intento de formar Gobierno, si Bersani fracasa. "Yo sirvo a mi país, pero he sido elegido para otro lugar", dijo ayer el líder.