El Gobierno de Tailandia y el Barusan Revolusi Nacional (BRN) --grupo rebelde musulmán-- han acordado este jueves iniciar un "proceso de diálogo" para alcanzar la paz en las provincias del sur del país asiático, poniendo fin a un conflicto que ya se ha cobrado la vida de 5.000 personas.

El secretario general del Consejo de Seguridad Nacional (NCS), Paradorn Pattanathabutr, y un representante del BRN han sido los encargados de sellar el acuerdo en Kuala Lumpur, en el marco de la visita de la primera ministra tailandesa, Yingluck Shinawatra, al país vecino, para reunirse con su homólogo malasio, Najib Razak.

Aunque no se conocen los términos del acuerdo, Pattanathabutr ha revelado horas antes que el objetivo es pacificar las provincias meridionales. "No quiere decir que la violencia vaya a acabar inmediatamente, pero es mejor que dejar que el sur se siga ardiendo", ha considerado.

"Las conversaciones nos permitirán saber qué es lo que piensan (los rebeldes musulmanes) para que podamos pensar en algunas soluciones", ha dicho el jefe del NCS desde la capital malasia, en declaraciones recogidas por el diario 'Bangkok Post'.

Si bien, ha subrayado que "la condición para que (las conversaciones) se lleven a cabo es que la secesión (del sur) esté fuera de la agenda porque va en contra de la Constitución tailandesa". "Todo estará basado en el imperio de la ley", ha sostenido.

No obstante, no ha descartado la creación de una zona administrativa especial para las provincias meridionales, aunque ha reiterado que, antes de acordar algo en este sentido, "analizaremos en detalle la Carta (Magna)".

Grupos activos

Las autoridades tailandesas calculan que hay unos 9.000 rebeldes musulmanes operando a través de la frontera entre ambos países, de los cuales un millar estaría asentado en el lado malasio, por lo que con el acuerdo también esperan recabar la cooperación de Kuala Lumpur.

El Gobierno atribuye los ataques en el sur al BRN, una escisión del Frente Nacional Revolucionario Malayo de Pattani, que pide más autonomía. No obstante, hay otros grupos rebeldes, como la Organización para la Liberación de una Pattani Unida (PULO), que también reclaman un estado independiente.

Fuentes de seguridad han revelado al 'Bangkok Post' que, aunque es cierto que el BRN es el responsable de la mayor parte de los ataques en el sur, no controla todas las milicias musulmanas, incluidas las que se niegan a iniciar un diálogo de paz con el Gobierno.

A este respecto, el jefe del NCS ha adelantado que representantes del Gobierno planean reunirse con otros líderes de la insurgencia musulmana en Kuala Lumpur, una vez que la primera ministra haya regresado a Tailandia.

Críticas

Funcionarios de seguridad ya han elevado sus voces contra este acuerdo al considerar que supone reconocer como interlocutores válidos a los rebeldes musulmanes y trasladar el conflicto al plano internacional, debido a la cooperación de Malasia.

"Cualquier método o acercamiento que pueda mejorar la situación en el sur debe ser considerado algo bueno. Negociar es una opción, no es algo escandaloso", ha argumentado el ministro de Defensa, Sukumpol Suwannathat.

Además, aunque ha admitido que el papel de mediador de Malasia "debe ser detallado", ha aclarado que no implica que se haya convertido en un conflicto internacional.