La remontada del exprimer ministro italiano Silvio Berlusconi en los sondeos ha sembrado la inquietud en Bruselas y en otras capitales europeas ante la posibilidad de que el exdirigente vuelva a hacerse con el Gobierno de Italia, del que fue apartado en noviembre del 2011, o en su defecto, haga imposible la gobernabilidad del país tras las elecciones del domingo y el lunes. La Comisión Europea teme que una victoria de Berlusconi suponga un freno abrupto a las reformas económicas.

Los gobiernos de los países de la eurozona, según fuentes diplomáticas, viven con la preocupación de que tras los resultados se desate en los mercados financieros una nueva ola de desconfianza hacia Italia que arrastre a otros países como España, que golpee de nuevo a la deuda pública europea y que vuelva a poner en duda el futuro del euro, ahora que se ha reducido de forma significativa la prima de riesgo de la deuda de los países más frágiles.

"IRRESPONSABLE ACTUACION" El presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, advirtió en unas declaraciones al diario alemán Bild que "hay mucho en juego" en estas elecciones italianas y que "no debe sabotearse la confianza recuperada con Mario Monti" como primer ministro. "Silvio Berlusconi hizo caer en picado a Italia con su irresponsable actuación gubernamental y sus escapadas personales", recordó Schulz.

El pasado martes, el influyente diario bávaro Süddeutsche Zeitung abría su portada advirtiendo de la preocupación del Gobierno de Angela Merkel ante una eventual victoria de Berlusconi. Esta misma semana, el ministro de Asuntos Exteriores, el liberal Guido Westerwelle, señaló que Italia es "un país clave para superar la crisis de deuda europea" y añadió: "Por supuesto, no participamos en la campaña electoral italiana, pero estamos seguros de que quien dirija el nuevo Gobierno continuará con el rumbo pro europeo y las reformas necesarias". Por su parte, Ruprecht Polenz, presidente de la comisión de Exteriores del Bundestag y compañero de partido de la cancillera Merkel, aportó claridad a la preocupación alemana: "Italia necesita un liderazgo político que conecte con el futuro. Y este líder no es Berlusconi", concluyó el parlamentario cristianodemócrata.

Además, el Ministerio de Finanzas, dirigido por Wolfgang Schäuble, tuvo que desmentir a un medio italiano que aseguraba que el ministro alemán había recomendado a los italianos no votar a Berlusconi. El propio Schäuble negó que Alemania interfiera en la campaña electoral italiana, aunque recordó los "pasos adelante" que ha dado Italia con el Gobierno de Monti.

LA OPINION DE MERKEL Las supuestas preferencias de Merkel en las elecciones italianas están centrando el último tramo de la campaña electoral. Berlusconi es consciente de que una buena parte del electorado culpa a la cancillera de los males que afectan al país y por esto ha recurrido al discurso antialemán , esperando que le reporte beneficios electorales. Un comentario suyo en el sentido de que un Gobierno entre el progresista Pier Luigi Bersani y el primer ministro saliente, Mario Monti, cuenta con la "bendición" de Merkel desató la polémica.

Monti entró en esa polémica negando esa supuesta bendición y afirmando que "imaginaba", que la cancillera no querría al frente de Italia al líder de un partido de centroizquierda, sino que preferiría una formación de centroderecha. Esas declaraciones despertaron todo tipo comentarios y forzaron a Monti a rectificar: "Sé bien que Merkel no interfiere en las elecciones italianas ni en las de otros países, por esto desmentí lo que dijo Berlusconi", afirmó ayer.

Italia tiene una deuda pública que asciende a más de 1,99 billones de euros, que representa del 127% de su producto interior bruto (PIB) y el 23,4% del total de la deuda pública de la zona euro, por lo que cualquier desconfianza de los mercados financieros hacia Italia constituye un riesgo para la estabilidad del conjunto de la eurozona, reconocieron fuentes diplomáticas. Como comparación, la deuda pública española asciende a 817.164 millones de euros y equivale al 77,4% del PIB.

Y si Merkel guarda silencio sobre las elecciones italianas, no lo hace sobre la eurozona. El miércoles, la cancillera abogó por un euro fuerte pese a "entender las preocupaciones" que ello suscita en los países del sur de Europa. "Descubren ahora que sus esfuerzos pueden derretirse como la nieve bajo el sol", afirmó la cancillera en referencia a la pérdida competitiva de la apreciación del euro para el sector exterior de países como España.