Rafael Correa ha ganado con contundencia sus terceras elecciones a la presidencia de Ecuador y ha prometido profundizar la transformación política del país que presidirá hasta el 2017. "Los ecuatorianos nos han dado una oportunidad única para cambiar el país y no les vamos a fallar. Si no cambiamos el país ahora no lo cambiamos nunca", dijo tras conocer dos encuestas a pie de urna que le daban el 61,5% y el 58,8% de los votos; porcentaje que hará innecesaria una segunda vuelta.

Una oposición tan dispersa como incapaz de comprender los cambios políticos y culturales que experimenta el país desde el 2007 aceptó anoche a regañadientes lo que los sondeos habían anticipado como un hecho inevitable: este economista de 49 años se mantendrá en el poder hasta el 2017. Dice que después se retirará a Bélgica, de donde es oriunda su esposa, Anne Malherbe. Pero por otros cuatro años, Ecuador vivirá bajo el peso de su figura, la de la sonrisa omnipresente y el dedo que señala a sus adversarios. "Esta revolución no la para nadie, estamos haciendo historia. Estamos construyendo la patria chica y la patria grande. Gracias por esta confianza, nunca les fallaremos, esta victoria es de ustedes", señaló Correa.

"Solo estamos aquí para servirles a ustedes. Nada para nosotros, todo para ustedes, pueblo que se ha hecho digno de ser libre", apuntó desde el balcón del palacio presidencial de Carondelet, en el centro histórico de Quito, donde cientos de simpatizantes le aclamaban.

El principal rival de Correa, el banquero Guillermo Lasso, ha obtenido un 20% de votos. La derecha habría necesitado que todas las fuerzas contrarias a Correa se unieran detrás del magnate. Pero en la oposición hay también grupos de izquierda. Media hora después de que Correa se autoproclamara ganador, el Consejo Nacional Electoral (CNE) ratificó la victoria.

Recuerdo para Hugo Chávez

Cuando se había escrutado el 26% de los votos, Correa sumaba casi el 57% de los votos. "Es de personas decentes reconocer el triunfo de otros. Esta noche quiero reconocer el triunfo de Rafael Correa", afirmó Lasso. El magnate bananero Álvaro Noboa, que seis años atrás perdió la presidencia frente al actual presidente, no reconoció el resultado y pidió abrir las urnas porque a su juicio. "Habría una segunda vuelta", dijo el empecinado candidato, que no superó el 3% de los apoyos. Nadie le hizo caso. El excoronel Lucio Gutiérrez, destituido en el 2004 durante la 'rebelión de los forajidos' que vio emerger al actual jefe de Estado, llegó a los cinco puntos.

"La obra de la revolución está cada vez más consolidada, ahora sí tenemos un movimiento político con capacidad de movilización", dijo Correa al frente a la multitud. "Podemos cometer muchos errores, somos seres humanos, el que dice que nunca ha cometido un error es un soberbio", añadió. Pero el sosiego duró muy poco. Correa no se olvidó de sus adversarios. "Aquí ya no mandan la bancocracias, los poderes mediáticos, aquí ya no mandan los países hegemónicos; con esta revolución mandarán los ecuatorianos y ecuatorianas".

El presidente le dedicó su victoria al convaleciente Hugo Chávez, a quien definió como "ese gran líder latinoamericano que cambió Venezuela". "Lo admiro mucho", enfatizó.

Regulación mediática

Durante la campaña electoral, Correa habló una y otra vez de la necesidad de "profundizar" los cambios. La mayoría parlamentaria le permitirá en principio abrir la puerta a las leyes que hace años están atascadas. El dirigente tiene especial interés en uno de esos proyectos dormidos: la ley de comunicación, a la que considera una herramienta esencial para disciplinar a los principales medios, que lo critican sin sutilezas desde el 2007. Sus relaciones con 'El Universo', 'El Comercio', Ecuavisa y Teleamazonas han ido de mal en peor. El año pasado, Correa logró que tres directivos de 'El Universo' y el columnista Emilio Palacio fueran sentenciados por injuria a tres años de prisión. En el último momento, el presidente les "perdonó" la orden judicial de pagar 40 millones de dólares.

En estos seis años, el Gobierno ha creado una ampliar red de medios estatales. La ley de comunicación es un paso más audaz ya que le asigna 33% del espacio a los medios públicos, un 33% al sector privado (en estos momentos posee casi el 85,5% del espectro) y el otro 34% a grupos comunitarios. En su primera intervención tras la victoria electoral, Correa recordó la importancia de esta ley. "Una de las cosas que hay que cambiar es la de tener una prensa totalmente falta de escrúpulos, que quiere gobernar y legislar". El presidente dijo que "nunca habrá censura previa, pero sí responsabilidad ulterior" y apuntó que "no habrá problemas con la prensa honesta, pero aquí hay prensa corrupta, que interfiere en política a favor de grupos de poder".

Expediente de mejoras sociales

En su juventud Correa fue líder de los 'Boy Scout'. Tras graduarse en la Universidad de Guayaquil, sirvió como voluntario durante un año en una misión salesiana de la Provincia de Cotopaxi. Allí, alfabetizó a indígenas y les prometió tiempos mejores. Cursó una maestría en Economía en la Universidad Católica de Lovaina. Fue ministro de Economía del mandatario interino Alfredo Palacio. Y desde el 2007, es el protagonista de la vida política de su país. Ha reformado la Constitución y con ello ha consolidado su poder. En el 2010 afrontó una conspiración policial.

Las sucesivas victorias electorales de Alianza País se deben a la fuerza del liderazgo de Correa y a sus políticas. La inversión pública se ha sextuplicado en los últimos seis años y alcanzó los 6.287 millones de dólares en el 2012. La economía ecuatoriana ha crecido una media anual de un 4,3%. Para este año se espera una cifra similar. La pobreza se ha reducido del 37,6% al 27,3%. La protección social alcanza a dos millones de personas. El bono de desarrollo humano que se entrega a las familias de menos ingresos ha pasado de 35 a 50 dólares mensuales. El salario mínimo se ha incrementado de 292 a 318 dólares.

Ecuador no tiene moneda propia. Su economía está dolarizada. El crecimiento se sostiene sobre la base de las exportaciones petroleras, que representan el 60% de las divisas que entran al país. Las remesas de los ecuatorianos que viven en Europa y Estados Unidos alcanzaban el 6,5% del PIB. La crisis ha hecho que muchos inmigrantes regresaran. En el 2012, las remesas fueron de 2400 millones de dólares, el 2,8% del PIB. Pero ese dinero sigue siendo esencial para la economía doméstica.