Tras fracasar durante la presidencia de Bush y atascarse en el primer mandato de Obama, la reforma inmigratoria vuelve a estar al frente de la agenda política de EEUU. El presidente Barack Obama presentó ayer las líneas maestras de su plan para remodelar el sistema inmigratorio, una propuesta que contempla vías para regularizar a los más de 11 millones de indocumentados que viven en Estados Unidos. Su anuncio coincide con otro plan parecido presentado la víspera por varios senadores republicanos y demócratas. Aunque nadie le anticipa un camino fácil a la reforma, por primera vez en mucho tiempo parece haber voluntad de acuerdo.

"La mayoría de nosotros está de acuerdo en que ha llegado el momento de arreglar un sistema que lleva roto demasiado tiempo", dijo Obama en un discurso desde Las Vegas, en Nevada, uno de los estados con mayor población hispana. Y no solo esbozó motivos humanitarios para regularizar a los millones de ciudadanos que "viven en las sombras" desde hace años. También se refirió a la necesidad de frenar la economía sumergida, de acabar con la competencia desleal de las empresas que contratan simpapeles o de proteger al resto de trabajadores de los salarios a la baja que se imponen allá donde se pagan sueldos míseros a los indocumentados.

Su propuesta se parece mucho a la presentada el lunes por los ocho senadores. La principal diferencia es que Obama no condiciona el inicio del proceso de regularización al endurecimiento de la seguridad en las fronteras y la puesta en marcha de un sistema para verificar el estatus inmigratorio de los trabajadores. "En estos momentos, parece que hay un genuino deseo para resolver pronto el asunto. Es muy alentador", manifestó tras aplaudir la propuesta del Senado y otra que se cocina en la Cámara de Representantes.

Los inmigrantes, aún así, no deberían esperar un paseo para obtener la ciudadanía estadounidense. Tendrán que registrarse, pagar una multa por haber vivido en el país ilegalmente, ponerse al día en el pago de impuestos y coger número en una cola donde se dará prioridad a los aspirantes que hayan seguido los cauces marcados por la ley.

ALIGERAR TRAMITES La propuesta prevé aligerar, sin embargo, el trámite de quienes llegaron de niños si estudian en la universidad o sirven en el Ejército. También contempla mayores facilidades para la reunificación familiar. "Tenemos que seguir siendo un polo de atracción para los más brillantes del mundo", dijo Obama.

Esta vez los vientos políticos soplan a favor de la reforma integral del sistema porque el ánimo ha cambiado en el Partido Republicano. Tras constatar como el 71% del voto hispano acababa en manos de Obama, los conservadores se han dado cuenta de que difícilmente volverán a ganar otras elecciones si no se reconcilian con esta comunidad, un grupo que debería serle afín por la importancia que otorga a la familia, la fe y la tradición.

El republicano John McCain, uno de los ocho firmantes del borrador del Senado, que ya estuvo al frente de la intentona de Bush, explicó los motivos del cambio de parecer de su partido. "Hay que fijarse en las últimas elecciones. Estamos perdiendo el voto latino de manera dramática. Y pensamos que debería ser nuestro". Pero en la Cámara baja, donde anidan los diputados republicanos más radicales, es cuestionable que vaya a imponerse el pragmatismo. Obama dejó claro ayer que espera oposición a su propuesta, pero les pidió que se acuerden de la historia de EEUU.