A un mes de las elecciones, los vientos soplan a favor de los progresistas del Partido Democrático (PD), aunque no parecen hacer lo mismo para Italia. A los ataques del conservador Silvio Berlusconi se han sumado las frecuentes embestidas del primer ministro en funciones, Mario Monti. Esta situación, si los observadores y los sondeos no mienten, mina la posibilidad de que la formación progresista logre una amplia mayoría en el Senado, lo que haría ingobernable el Parlamento italiano.

Según las últimas encuestas del instituto SWG, publicadas ayer, el PD de Pier Luigi Bersani subió un 1,1% esta semana con respecto a la anterior, situándose en torno al 30%, a lo que hay que sumar los votos del otro partido que forma parte de la coalición, Izquierda y Libertad (SEL, por sus siglas en italiano), mientras que los conservadores de Berlusconi alcanzan apenas el 17%. Sin embargo, y aquí yace el problema, los progresistas pierden, de momento, en al menos tres regiones consideradas claves --a causa de la muy particular ley electoral italiana-- para hacerse con el control del Senado: Sicilia, Lombardía y Véneto.

TODOS CONTRA TODOS Datos como estos, que coinciden en líneas generales con los de otros sondeos, explican por qué en la campaña electoral sigue el todos contra todos, con lo que resulta difícil hacer previsiones sobre qué alianzas se formarán si el ganador no logra una coalición estable por sí solo. Monti, a quien hasta hace poco algunos veían como un aliado secreto de Bersani, aún no se ha decidido. Tan solo ayer atacó al PD y se abrió a un futuro pacto con el conservador PDL si se va Il Cavaliere.

"Muy probablemente el centroizquierda ganará las elecciones. La incógnita es si esa coalición logrará una mayoría real en el Parlamento, si sobrevivirá a los golpes o pasará lo que ocurrió el año pasado en Grecia", explica Fabrizio Rondolino, analista político cercano al PDL. "Los datos son claros. El PD y SEL ganarán en la Cámara de Diputados, pero no en el Senado", escribió Marco Castelnuovo en La Stampa , indicando que, por eso, el socio más plausible del PD es Monti. O mejor, debería ser él.