El presidente de Egipto, Mohamed Mursi, ha cancelado un viaje oficial a Etiopía para mantener una reunión de emergencia con el Consejo Nacional de Defensa sobre los incidentes de las últimas horas en Port Said, que han dejado ya nueve muertos según el último balance recogido por la cadena panárabe Al Yazira, citando fuentes propias.

Mursi se encuentra reunido con la plana mayor de sus fuerzas de seguridad mientras el Ejército se ha desplegado en las calles de la ciudad, que se encuentra en máxima alerta tras conocerse que un tribunal ha condenado a muerte a 21 de los imputados por la tragedia del estadio de fútbol de hace un año. Además, el diario 'Al Ahram' informa de que más de 150 personas han resultado heridas en los disturbios.

De momento, el Ministerio del Interior ha informado de que entre los fallecidos se encuentran dos agentes de Policía, supuestamente por arma de fuego, cuando familiares de los imputados han intentado irrumpir en la prisión tras conocer los veredictos. Las fuerzas de seguridad dispararon gases lacrimógenos contra la multitud enfurecida, principalmente formada por familiares, que intentaban entrar en la prisión con piedras y armas.

Los incidentes comenzaron después de que la corte dictaminara la ejecución de 21 de los acusados de la tragedia del estadio en febrero de 2012, en el que 74 personas fallecieron y más de 1.000 resultaron heridas durante un violentísimo enfrentamiento entre ultras, con un marcado componente político, en el contexto del período de transición guiado por el Ejército egipcio tras el derrocamiento de Hosni Mubarak.

El juicio involucra a un total de 73 personas implicadas en los incidentes que comenzaron durante el partido que enfrentó al Al Masry y el Al Adly. A pesar de que inicialmente se sospechó de un enfrentamiento puramente limitado a ambas aficiones, varios grupos de oposición acusaron a las pocas horas al entonces principal órgano ejecutivo del país, el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA), de instigar los acontecimientos.