"Egoísta", "ignorante", "peligroso". Algunas de las reacciones que ayer provocó la decisión del primer ministro británico, David Cameron, de convocar un referendo sobre la permanencia del Reino Unido en la UE, desbordaron la prudencia habitual del lenguaje diplomático. Cameron propuso una reforma radical de las estructuras de la UE. Algunos de los socios le advirtieron de que no conseguirá su propósito de disponer de una "Europa a la carta", tomando lo que más le gusta del menú y rechazando el resto. "Esa no es una opción", dijo el ministro de Exteriores alemán, Guido Westerwelle.

Su homólogo francés, Laurent Fabius, utilizó un símil deportivo para responder a la propuesta británica. "Pensemos que se trata de un club de fútbol. Uno se hace miembro del club, pero una vez dentro no se puede decir, 'vamos a jugar al rugby'", señaló. "Si Gran Bretaña quiere dejar Europa le pondremos la alfombra roja", añadió Fabius, utilizando la misma expresión con la que Cameron invitó a los millonarios franceses a instalarse en el Reino Unido, para no pagar los elevados impuestos que ha estipulado su Gobierno.

JUGAR CON FUEGO El exprimer ministro belga, Guy Werhofstadt, líder de los liberales en el Parlamento Europeo, acusó a Londres de "estar jugando con fuego", al tratar de renegociar su relación con la UE. "Su discurso esta lleno de inconsistencias y muestra mucha ignorancia sobre cómo trabaja la UE". El presidente del grupo de los populares (PPE) en la Eurocámara, Joseph Daul, tachó la postura de Cameron de "egoísta".

El premier británico eligió la sede europea de la cadena Blomberg de información económica para anunciar su futura estrategia sobre Europa. El discurso debía haber sido pronunciado en Holanda, el pasado viernes. La toma de rehenes en Argelia obligó a aplazarlo.

Cameron reivindicó el derecho de los británicos a pronunciarse sobre la pertenencia a la UE y anunció la celebración de un referendo para el 2017. Esa estrategia requiere que los conservadores ganen previamente las elecciones generales dentro de dos años. También antes de la consulta, Cameron deberá renegociar los términos de la vinculación del Reino Unido con la UE.

"Una vez concluida la negociación, ofreceremos a los británicos un referendo con una elección simple, de estar dentro o fuera. Estar en la UE bajo esos nuevos términos, o salir de ella", indicó. Cameron reclamó una Europa "más competitiva", "más flexible" y "más democrática".

La oposición acusó al primer ministro de ceder a la presión de los euroescépticos de su propio partido. Uno de los cabecillas, Liam Fox, alabó a Cameron por haber dicho "lo que la gran mayoría de los conservadores queríamos oír desde hace mucho tiempo". El líder de los laboristas, Ed Miliband, se pronunció contra el referendo. Miliband acusó a Cameron de anteponer el interés de su partido al interés nacional y tener miedo del ascenso del Partido de la Independencia (UKIP).

EUROESCEPTICOS Para el líder de está formación, Nigel Farage, que persigue sacar al Reino Unido de la UE, "la misma naturaleza del debate europeo ha cambiado fundamentalmente. El genio ha escapado de la botella y la propuesta de que no debemos ser parte de la UE es ahora un debate central en este país". Resignado, el número dos del Gobierno y líder de los liberaldemócratas, Nick Clegg, conocido europeísta, mostró su desacuerdo con Cameron. "Creo que las prioridades de los británicos son crecimiento, puestos de trabajo y una economía más fuerte. Lograr todo eso va a ser más difícil si tenemos años y años de incertidumbre, porque esté en marcha una negociación con la UE", afirmó Clegg. Cameron deberá convencer a la UE para que negocie y quizás eso no ocurra hasta después de las elecciones del año 2015.