Explosión de alegría de los jóvenes en el cuartel general de Likud-Beitenu, en Tel-Aviv, pero también caras largas de algunos de los simpatizantes después de conocer, a las 10 y un minuto de la noche, una vez cerrados todos los colegios electorales, las proyecciones de los resultados a pie de urna de las eleciones legislativas de Israel.

La lista Likud-Beitenu, liderada por el primer ministro israelí, Binyamin Netanyahu, conseguió 31 escaños en la Knesset, según los tres sondeos a pie de urna difundidos ayer por distintos canales de televisión, uno menos de lo que le otorgaban las encuestas durante la campaña electoral. Pero la gran sorpresa de la noche la dio el expresentador de televisión Yair Lapid, que con su partido Yesh Atid (Hay Futuro) obtuvo 19 escaños y puede ser la segunda fuerza parlamentaria, relegando a los laboristas de Shelly Yachimovich al tercer lugar con 17 diputados.

Según medios locales, Netanyahu llamó ayer a Lapid tan solo media hora después de que se conocieran los primeros resultados para ofrecerle que entre en su Gobierno. "Tenemos una gran responsabilidad, nos ha votado más de medio millón de personas, ahora tenemos que cumplir lo que prometimos", manifestó ayer a este diario la número tres de Yesh Atid, Yael German. "No estamos hablando de ministerios ni de qué posiciones ocuparemos, ahora lo importante es concentrarse en nuestros principios, de los que hemos hablado durante la campaña", añadió German, que atribuyó el éxito de su partido a "una campaña muy profesional".

LA ESTRELLA, CUARTA Las encuestas que vaticinaban una tercera posición para la ultranacionalista Casa Judía tampoco acertaron y, según las proyecciones, el partido de la estrella de la campaña, Naftali Bennett, quedó en cuarto puesto, con 12 diputados. El mismo número de asientos tendrá el partido ultraortodoxo sefardí Shas.

La exministra de Exteriores Tzipi Livni fracasó en su aventura de crear un nuevo partido, Hatnuah (El Movimiento), y obtuvo solamente 7 escaños. El izquierdista Meretz subió de 3 a 7, el Judaísmo Unido de la Torá consiguió 6 y los partidos árabes Hadas, Lista Arabe Unida-Ta'al y Balad, 9. Según el diario Haaretz , el bloque de la derecha se quedaría solo con 61 escaños y el de centro-izquierda con 59, lo cual implicaría sumar a los partidos árabes en este bloque.

La deriva hacia la derecha que preveían los sondeos no se habría producido, según el analista Yehuda Ben Meyer. "No ha habido un giro derechista, el gran triunfador de la noche es Lapid y es totalmente de centro. Se espera que entre en la coalición de Gobierno y que sea más moderada", indicó Ben Meyer. "El gran cambio es que ya no existen más los dos clásicos bloques de derecha e izquierda porque Lapid es de centro", añadió Ben Meyer.

JUGADA EQUIVOCADA Bibi , como se conoce popularmente en Israel a Netanyahu, revalidará su cargo de primer ministro, aunque su jugada de unirse con el partido Yisrael Beitenu de su exministro de Exteriores, Avigdor Lieberman, no le ha dado el éxito esperado. Una participación del 66,6%, más alta de los que se preveía, parece haber favorecido a las fuerzas de centroizquierda.

La ministra de Cultura y Deportes, Limor Livnat, del Likud, achacó la pérdida de escaños de su partido (tenía 44 escaños) al hecho de que "la victoria de Netanyahu estaba tan clara que la gente pensó que podría permitirse el lujo de votar a otros partidos porque Netanyahu sería igualmente primer ministro". "Hemos perdido fuerza, pero lo que importa es que Netanyahu volverá a estar al frente del Gobierno", subrayó Livnat. La ministra confirmó que Netanyahu había llamado a Lapid para ofrecerle entrar en su Gobierno, ya que es la segunda fuerza.