Alexandre Berceaux aún está conmocionado. Durante las 40 horas que pasó escondido bajo la cama de su dormitorio, este francés, encargado de la empresa de cátering de la planta de gas de Tigantourine, sintió el aliento de la muerte en la nuca. Oyó cómo los terroristas, que irrumpieron en el complejo residencial al grito de "¡Buscamos a los extranjeros!", disparaban a bocajarro con sus fusiles de asalto y echaban abajo las puertas de las habitaciones de sus vecinos para llevárselos por la fuerza.

"Puse planchas alrededor de la cama para protegerme y que no me vieran. Tenía un poco de comida y de bebida, no sabía el tiempo que iba a durar", explicó ayer Berceaux, que se encontraba en la zona residencial de la planta. Liberado por el Ejército argelino, afirmó que tres británicos se ocultaron en un falso techo. "Aún debe haber más personas escondidas", indicó.

Berceaux es el único empleado francés de la sociedad gala Catering Internacional Services, que emplea a 150 argelinos. Durante dos días, el director de la firma, Regis Arnoux, negó que hubiera franceses para no poner en peligro a Berceaux en caso de que hubiera ocultado su nacionalidad o esquivado a los secuestradores. Por esta misma razón, París no informó del número ni la identidad de los franceses en la planta. Otros dos franceses lograron escapar.

El norirlandés Stephen McFaul también vio la muerte de cerca. Tras pasar dos días "con un collar de explosivos" pegado al cuerpo, huyó durante la operación del Ejército argelino. En declaraciones a la BBC, su hermano Brian explicó que Stephen, de 36 años, casado y padre de dos hijos, pudo salir cuando "un convoy de cinco vehículos" en el que los secuestradores transportaban a los rehenes fue atacado. El todoterreno en el que iba "se estrelló" y se dio a la fuga. Ya en lugar seguro, telefoneó a su mujer. "Dijo que Al Qaeda les había tratado bien, que no estaba herido y que les dijeron que querían publicidad y que el Ejército argelino se alejara de la base", informó su hermano.

"Hermanos musulmanes"

Según el testimonio de algunos rehenes argelinos, los terroristas iniciaron el asalto con "ráfagas de disparos". "Cuando vieron que el Ejército argelino tomaba posición, separaron a los rehenes, los extranjeros de una parte y los argelinos de otra", precisaron. "Ha sido una pesadilla, una situación horrible", balbuceó Belhadj, que precisó que los secuestradores les tranquilizaron. "No tengáis miedo, hermanos argelinos, todos somos musulmanes", les dijeron.