La opacidad con la que el Ejército argelino está llevando a cabo la operación de rescate de los rehenes occidentales secuestrados por los terroristas de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) en la planta de extracción de gas en Ain Amenas, al sudeste de Argelia, ha generado en las últimas 48 horas un esquizofrénico baile de cifras de muertos y heridos y cautivos. Lo único claro anoche es que la operación todavía continuaba y que el comando islamista aún mantenía algunos rehenes.

La agencia oficial argelina APS señaló, citando una fuente de la seguridad, que desde el inicio de la operación de rescate habían muerto "12 rehenes argelinos y extranjeros" y 18 secuestradores. No se han facilitado las nacionalidades de los rehenes muertos, pero el ministro de Exteriores de Francia, Laurent Fabius, señaló anoche que un francés había fallecido y otros tres han salvado la vida. La cadena de televisión estadounidense CBS indicó que al menos un ciudadano de Estados Unidos se encuentra entre los rehenes muertos.

Por su parte, la agencia mauritana ANI --el canal de comunicación con la que los secuestradores han estado en contacto desde el primer momento-- informó de que el comando mantiene todavía siete rehenes extranjeros (tres belgas, dos estadounidenses, un japonés y un británico) en el complejo de Ain Amenas.

LOS LIBERADOS Horas antes, las autoridades militares argelinas informaron en un comunicado difundido a través de la agencia estatal de noticias que un centenar de los 132 rehenes extranjeros han sido liberados, así como 573 argelinos.

La operación de rescate seguía abierta al cierre de esta edición. La agencia argelina cifró en una treintena los extranjeros que permanecen en el interior de las instalaciones pero es posible que algunos de ellos no estén bajo control de los terroristas sino escondidos en algún lugar de la planta. El Grupo de Intervención Especial (GIA) con la colaboración desde el aire de, al menos, un helicóptero del Ejército argelino, trata de averiguar el refugio de los capturados para quienes la pesadilla empezó en la madrugada del miércoles cuando la célula islamista que actúa bajo las órdenes del argelino Mojtar Belmojtar tomó la planta gasística con el fin de presionar a Francia para que retire sus tropas del norte de Malí.

La preocupación de los países que tienen a ciudadanos suyos en el complejo asaltado es todavía manifiesta. La secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, afirmó anoche que los rehenes "están aún en peligro" y que la situación es "extremadamente difícil", al tiempo que pidió a las autoridades argelinas "una precaución extrema".

CANJE DENEGADO Según la agencia mauritana ANI, Belmojtar ofreció ayer a Washington liberar a los rehenes estadounidenses a cambio de dos notorios islamistas presos en EEUU. "Estados Unidos no negocia con terroristas", fue la respuesta tajante de la portavoz del Departamento de Estado, Victoria Nuland.

En los últimos años, AQMI ha recurrido en varias ocasiones a la petición del intercambio de rehenes por presos islamistas, como ocurrió en el año 2009 con el secuestro del francés Pierre Camatte, que fue puesto en libertad tras un pago millonario y la excarcelación de tres islamistas malienses.

París continuó ayer desmarcándose de las críticas de los gobiernos británico, japonés y estadounidense a la expeditiva operación del Ejército argelino y la falta de información del Gobierno de Abdelaziz Bouteflika. Jean Marc Ayrault, el primer ministro francés, dijo estar en contacto permanente con las autoridades de Argelia, país que subrayó que ha sufrido duramente las consecuencias del terrorismo en el pasado. El Gobierno de François Hollande anda con pies de plomo para no provocar el más mínimo roce diplomático con el Gobierno de Argelia, que ha autorizado la utilización de su espacio aéreo a las fuerzas aéreas francesas para bombardear las bases de los islamistas en la vecina Malí.

Ayrault también insistió en que el ataque a la planta de gas justifica "más que nunca" la intervención militar de Francia en Malí contra los yihadistas y que ayer cumplió una semana desde su inicio.

En medio de la confusión y el constante baile de cifras, el ministro de Comunicaciones argelino, Mohamed Said, lamentó las "víctimas mortales" y los "heridos", pero no ofreció más detalles de la operación.