Nueva York amanece hoy aún y por segundo día consecutivo sin metro, ni autobuses ni trenes de cercanías ni de larga distancia que le unan con ciudades del corredor este como Washington DC, Boston o incluso Miami. Los colegios públicos siguen cerrados y también la bolsa. Nadie entra a la ciudad ni sale por aire. Ya ayer por la mañana empezaron a producirse inundaciones y problemas con el suministro eléctrico. A primera hora de la tarde, una grúa de construcción en el edificio de apartamentos más alto de Manhattan se rompió por los vientos huracanados.

Sandy , la primera tormenta perfecta que impactaba directamente en la Gran Manzana, demostraba aún antes de tocar tierra que era capaz de frenar a una urbe siempre en movimiento. Este huracán combinado con un frente que avanzaba desde el oeste y un sistema de aire ártico colocaba en su potencialmente devastador recorrido a más de 55 millones de personas repartidas en más de media docena de estados de la costa este.

TIEMPO ELECTORAL Mantiene en vilo a Estados Unidos a una semana de las elecciones presidenciales. Y llevó al presidente, Barack Obama, a comparecer ante la prensa para pedir a los estadounidenses cooperación ante una tormenta "grande y potente". "Cuando les digan que deben ser evacuados necesitan hacerlo. No lo retrasen. No cuestionen las instrucciones".

Era un mensaje que repetía en Nueva York el alcalde, Michael Bloomberg, y retransmitían furgones policiales alrededor de edificios situados en la zona A , la de evacuación obligatoria, donde viven 375.000 neoyorquinos.

Ese mensaje recordaba a ciudadanos como Genevieve que pueden ser acusados de falta leve si se quedan. Pero ella había decidido hacerlo ("no tengo dinero para ir a ningún sitio y no quiero ir a un refugio") y paseaba a su perra entre viviendas de protección oficial, donde subía y bajaba 14 pisos andando debido al corte de los ascensores.

Al igual que Genevieve, Jay Maldonado escuchaba y desoía también el mensaje, junto al río bajo el puente de Brooklyn. "Mi abuela tiene 80 años, vive aquí y no se puede mover. Yo he decidido quedarme por si pasa algo, para poder ayudarle. Tengo todo preparado, mucha agua y comida que no requiere de nevera".

Aunque la orden de evacuación ponía de plazo las siete de la tarde, el huracán tocó tierra antes de lo previsto en Nueva Jersey. Aun así, Maldonado creía poder reaccionar más adelante si las cosas empeoraban, y llevar a su abuela hasta el complejo educativo Seward Park, en Chinatown, uno de los 76 refugios de la ciudad.

A COBIJO Allí pasaron la noche del domingo ya 567 personas, mezcla de residentes de zonas cercanas; gente llegada de lejos como el coreano de Queens Joon Han; un grupo de estudiantes italianos y vagabundos como Dina. "Es mucho mejor que los refugios para los sin techo", decía la mujer, de 40 años. "Hay gente sin hogar y gente normal y eso es bueno. Y está limpio". "Nunca había vivido una emergencia --contaba el italiano Francesco,