Lo que ocurría en el 2006 en Williamsbridge no respondía a la lógica, al menos no a la que no tiene en cuenta los complejos productos financieros que la banca creó alrededor de las hipotecas tóxicas. En esta zona del Bronx, dominada por negros e inmigrantes africanos de clase trabajadora y donde el 20% es pobre, el porcentaje de propietarios de vivienda alcanzaba entonces el 31%, uno de los más altos del barrio. El 50% de sus hipotecas, no obstante, eran subprime , la forma sútil de decir basura. Y en 2008 la burbuja estalló.

Entonces en Williamsbridge se hicieron comunes lo desahucios, las casas perdidas, abandonadas. Y muchos de quienes consiguieron mantenerlas empezaron a ver que debían al banco o a Freddie y Fannie, las compañías hipotecarias participadas por el Gobierno, más de lo que valían sus casas. Ese fenómeno se denomina en Estados Unidos underwater , (bajo el agua) y hoy es una de las mayores crisis dentro de la crisis.

Cuatro millones

Más de cuatro millones en EEUU han perdido sus casas en los últimos seis años. Casi un millón de hogares enfrentan hoy desahucios y la cifra se eleva hasta 3,5 millones al incluir a quienes van retrasados en sus pagos. Se han perdido 7 billones en valor de hipotecas. Y 13,5 millones de personas, que respresentan el 20% de las hipotecas residenciales y suman 700.000 millones de dólares, están underwater .

Hoy en Williamsbridge aún se ven algunas casas abandonadas, con cristales rotos, puertas y ventanas valladas por maderones. Pero el barrio da muestras de recuperación. Hay incluso algo de construcción nueva. Las cosas han cambiado. "Se alquila mucho más que se compra", cuenta Tony Adebayo, un nigeriano con una agencia inmobiliaria. Y no es fácil vender dado que "la seguridad ha caído y la delincuencia se ha disparado".

Adebayo constata también que "los programas de ayuda del Gobierno han ayudado a que las cosas mejoren un poco". Habla de los programas que ha puesto en marcha Barack Obama, con éxito moderado. El de Refinanciación Accesible del Hogar, por ejemplo,pretendía ayudar a entre tres y cuatro millones de estadounidenses, pero solo se han aprobado las solicitudes de 1,4 millones. Y otra iniciativa que habría permitido ahorrar 3.000 dólares aprovechando los bajísimos tipos de interés hipotecario no llegó a ver la luz.

Conseguir una hipoteca ahorrase ha hecho más difícil que nunca, incluso para quienes tienen saneadas sus cuentas. Los bancos aplican el rigor y exceso de celo que les faltó hace una década. Y en Williamsbridge, donde los precios han caído casi la mitad (por encima de la media nacional del 30% de descenso), el sueño de la propiedad que se acarició en falso hace seis años se desvanece.