España sigue colándose en la campaña presidencial de EEUU, convertida en algo así como un sparring que recibe desde todos los ángulos del espectro ideológico y se utiliza como ejemplo de lo que no hay que hacer. Para los conservadores es un símbolo de los efectos corrosivos del gasto público y la supuesta obesidad del Estado de bienestar; para los progresistas, el paradigma de las consecuencias destructivas de la austeridad y los recortes.

En boca de Mitt Romney o del presidente Barack Obama, el diagnóstico es distinto, pero la conclusión es la misma: un país enfermo por la mala gestión de sus dirigentes.

El último en ahondar en el desprestigio de España fue Obama, entrevistado el jueves en el Late Night Show del popular presentador de televisión Jay Leno. Preguntado por la crisis financiera en Europa, el presidente aseguró que el continente "lleva una temporada teniendo problemas porque no actuó tan rápido como nosotros para limpiar el desbarajuste financiero después de que estallara la crisis" y se dedicó a "ir tirando".

Una crítica muy recurrente en EEUU, cuyo Gobierno considera que la Unión Europea ha tardado demasiado en atacar la raíz de los problemas que han puesto en peligro la moneda única y se ha dedicado, en su lugar, a poner parches.

ESPIRAL DE RECORTES "Y luego tienes a países como España que tuvieron una burbuja inmobiliaria que estalló y no respondieron con la rapidez que hubieran podido y empezaron a tener problemas para obtener financiación y pagar su deuda", añadió. Para Obama, la espiral de recortes posterior no hizo más que agravar la crisis. "Han entrado en un círculo en el que están cortando más gasto, pero eso significa que mucha gente está siendo despedida, lo que significa que hay que tomar más dinero prestado y se hace más caro", dijo alusión a los elevados intereses de la deuda española.

En realidad lo que hizo Barack Obama al referirse al modelo español de gestión de la crisis fue reivindicar sus políticas, consideradas por los republicanos como el germen de la débil recuperación estadounidense. Porque Obama ha nadado a contracorriente en estos años.

Si Europa ha apostado por la austeridad, Washington ha huido de ella cuanto ha podido, postergando la reducción del déficit como objetivo a medio plazo. Ahí están los rescates multimillonarios a la banca y al automóvil, los 800.000 millones de dólares de dinero público inyectados en el paquete estímulo o las ayudas para refinanciar hipotecas y frenar los deshaucios. De algún modo, es lo mismo que hizo Romney al decir aquello de "no quiero seguir el camino de España".

También él pretendía ganar puntos y posicionarse en el debate central de estas elecciones, que no es otro que el rumbo de la política económica y el papel que debe desempeñar el Estado. Romney no aludió a los recortes en el Reino de España, sino a su gasto público, que comparó con el de Estados Unidos para respaldar su idea de que es necesario meter la tijera antes de que el país sea incapaz de salir del pozo de la deuda.

BATALLA DOMESTICA La gran perjudicada de esta batalla doméstica es la imagen de España, que ha sustituido a Grecia en el argot político estadounidense como el símbolo de los problemas de Europa, seguramente porque su caso se da ya por perdido. El Gobierno de Mariano Rajoy no respondió ayer a las palabras de Obama, aunque es posible que lo haga hoy la vicepresidenta del Gobierno de España, Soraya Sáenz de Santamaría, en la rueda de prensa posterior a la celebración del Consejo de Ministros, como hizo a principios de este mes con Mitt Romney.

Los problemas de la Unión Europea siguen ocupando los desvelos de los dirigentes estadounidenses. El presidente y candidato demócrata, Barack Obama, recordó en el programa de Jay Leno que Europa es el principal socio comercial de Estados Unidos y que su crisis está lastrando tanto la economía estadounidense como la de países emergentes y exportadores como Brasil y Suráfrica.

"Lo que hemos intentado hacer es trabajar con ellos para asegurarnos que consiguen un plan creíble para mantener la unidad de Europa", dijo el presidente Obama.