La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) criticó ayer con dureza las elecciones legislativas celebradas el pasado domingo en Bielorrusia, al tiempo que puso abiertamente en tela de juicio su limpieza. La misión de observadores enviada al país determinó que los comicios no habían sido ni libres ni imparciales.

"Unas elecciones libres significa que la gente es libre de expresarse libremente y de organizarse, pero no hemos visto nada de todo esto durante la campaña", declaró en un comunicado su coordinador, Matteo Mecacci. La organización subrayó igualmente que el proceso electoral bielorruso se había "deteriorado considerablemente" durante el recuento de votos.

Según los resultados parciales, 109 de los 110 escaños en disputa han sido adjudicados durante la primera vuelta, en la que hubo una participación del 74% del censo, según la comisión electoral. La oposición al presidente Aleksandr Lukashenko no consiguió hacerse con ningún escaño. Una veintena de jóvenes militantes de los derechos del hombre que habían observado los comicios fueron detenidos ayer, según la oenegé Viasna.

En Berlín, el portavoz de la cancillera alemana, Angela Merkel, denunció lo que denominó un "clima de intimidación": "Está muy claro que el presidente Lukashenko, en lugar de aceptar el partenariado con Europa que se le propone, ha elegido una política de represión".

REPROCHES DE LA UE La alta representante de Política Exterior y de Seguridad Común de la UE, Catherine Ashton, y el comisario de Ampliación y Política de Vecindad Europea, Stefan Füle, lamentaron ayer que las elecciones del domingo pasado en Bielorrusia no hayan cumplido los estándares internacionales y denunciaron el clima de represión e intimidación en que se llevaron a cabo. Para los comisarios, estas elecciones "representan otra oportunidad perdida para celebrar elecciones en línea con los estándares internacionales en Bielorrusia", y aseguraron haber "tomado nota" de estos incumplimientos.