La policía china tuvo que emplearse ayer con enorme contundencia en numerosas ciudades del país ante la oleada de protestas altamente inflamadas contra intereses japoneses. La larga disputa por unas islas --Senkaku para los japoneses; Diaoyu para los chinos-- cobró especial virulencia este fin de semana después de que el pasado martes se hiciera público que el Gobierno de Tokio había comprado estas islas a su propietario, un ciudadano japonés.

Las protestas empezaron el sábado en Pekín, donde los manifestantes se congregaron frente a la embajada japonesa, a la que arrojaron piedras, huevos y botellas. El primer ministro nipón, Yoshihiko Noda, instó a las autoridades chinas a proteger el edificio y sus funcionarios. Los incidentes se reprodujeron en otras ciudades el mismo sábado y también ayer.

Según una cadena de televisión japonesa, los manifestantes saquearon grandes almacenes, restaurantes y tiendas japonesas. También volcaron vehículos made in Japan. En algunas localidades los enfrentamientos fueron de tanta intensidad que la policía se vio obligada a utilizar gases lacrimógenos y cañones de agua para dispersar o pacificar. Según esta cadena, las protestas alcanzaron a 72 ciudades.

"Las islas son nuestras", clamaron los manifestantes frente a la embajada japonesa de Pekín, que ayer recibió un dispositivo de seguridad adicional. Las imágenes que llegaron desde varias puntos del país resultaban sumamente inquietantes, por el grado de tensión y violencia, aunque el diario oficialista Global Times las juzó como "racionales". El Gobierno chino consideró la compra de las islas como "un acto de provocación" y es muy posible que instigara las protestas, pero ayer mismo corría el riesgo de que se le volviera en contra. Algunos nacionalistas chinos reclamaron mayor contundencia a las autoridades y las acusaron de actuar de forma blanda. El artista disidente Al Weiwei, que salió ayer a la calle a observar la manifestación señaló con cierto sarcasmo que "los ciudadanos chinos deberían dar las gracias al Gobierno japonés porque por primera vez pueden montar una gran protesta en nuestra tierra. En China no hay protestas organizadas por la gente". Durante toda la jornada de ayer se produjeron ataques en dos plantas de Panasonic en las ciudades del Este de Qingdao y Suzhou. Además, varios concesionarios de Toyota fueron igualmente asaltados. Y quizá lo peor está por venir: China conmemora mañana el día del recuerdo de la ocupación bélica de Japón de algunas partes de China.