La periodista Thóra Arnórsdóttir parte como favorita en las elecciones presidenciales de este sábado, las primeras desde el referéndum sobre el rescate económico, en unos comicios históricos en más de un sentido: primero, por la posibilidad de que el actual presidente, Ólafur Ragnar Grímsson, pueda perder su cargo tras 16 años al frente del país; segundo, porque la victoria Arnórsdóttir colocaría a dos mujeres en los escalafones más altos del ejecutivo, junto a la primera ministra Jóhanna Sigurdardóttir.

Los economistas coinciden en que el país avanza a buen ritmo por la senda de la recuperación económica tras el colapso de los tres principales bancos en 2008. Tres años después, el Fondo Monetario Internacional ha pronosticado un crecimiento del 2,5 por ciento para este año y el próximo, mientras devuelve con comodidad --y antes incluso del vencimiento de los plazos-- los préstamos del FMI y de sus vecinos nórdicos.

Una de las claves han sido los dos referendos populares por los que los islandeses ratificaron su negativa a rescatar a los bancos islandeses de la deuda externa que habían contraído con Reino Unido y Países Bajos. La situación se encuentra ahora bajo litigio.

Y ahora, menos de dos años después de iniciar las conversaciones para la incorporación del país a la Unión Europea, Islandia ha cumplido 10 de los 35 apartados requeridos por la legislación comunitaria, el ritmo más rápido jamás visto en un país solicitante desde 2006, en opinión del comisario de Ampliación de la UE, Stefan Fule.

Arnórsdóttir cuenta con el respaldo de un 49 por ciento de los votantes por un 34,8 por ciento de Grímson, según una encuesta realizada a finales de abril por el Instituto de Servicios Sociales de la Universidad de Islandia. La participación del actual presidente ha estado en el aire hasta las últimas semanas tras asegurar en enero que no se presentaría a un quinto mandato.

Sin embargo, y tal como explica 'Iceland News', el apoyo popular al presidente ha sido suficiente como para convencerle para volver a la palestra política, tal y como decidió en marzo. "Más de 30.000 islandeses me han perdido que siga vigilando en estos tiempos inciertos y que la determinación y la experiencia sigan viviendo en el Bessastadir", declaró al diario 'Morgunbladid'.

Arnórsdóttir, sin embargo, está convencida de que el país necesita sangre nueva. "Necesitamos urgentemente el cambio en este país. Islandia es un lugar pequeño y creo que estamos todos de acuerdo en que este es el rumbo que debería seguir la sociedad".

La candidata, de 37 años y que estaba embarazada de siete meses cuando se presentó a la carrera electoral, recolectó las 1.500 firmas necesarias en un solo día y ha liderado las encuestas desde entonces, a pesar de las semanas de baja que se tomó tras dar a luz a su bebé, Sky --un apodo, ya que en el país no es extraño esperar a los seis meses tras el nacimiento antes de poner nombre a los hijos--.

La periodista, que no tiene experiencia política, decidió presentarse al cargo tras leer un artículo sobre el colapso bancario de Islandia. "Es una oportunidad para aprender de la experiencia que hemos atravesado", declaró al 'Reykjavik Grapevine', donde destacó que, a pesar de que el rol de la Presidencia es principalmente ceremonial, "se trata de una posición con un gran poder de influencia".