La esposa del expresidente de Túnez Zine el Abidine ben Alí, Leila ben Alí (de soltera Leila Trabelsi), ha asegurado en su libro de memorias --titulado 'Mi Verdad'-- que la revolución popular que provocó la caída del monarca en enero de 2011 fue un "golpe de Estado planificado".

Leila ben Alí, una de las figuras más odiadas por la población por su opulencia y su ansia de poder y reconocimiento, ha asegurado en su libro que el 14 de enero su marido le recomendó por teléfono que contemplara realizar una 'umrah' (peregrinación menor a La Meca) con dos de sus hijos, "hasta que la situación volviera a la normalidad" en el país.

Sin embargo, horas más tarde, tras reunirse con el expresidente en un palacio de Cartago, se dio cuenta de que "allí no había vigilancia ante la residencia oficial, ni un centinela, y que las puertas estaban abiertas de par en par".

En el interior del edificio, según ha relatado, estaba el jefe de la Guardia Presidencial, Alí Seriati, el hombre más fuerte de las fuerzas de seguridad del país, recientemente absuelto de la muerte de manifestantes en las localidades de Tala y Kasserine durante la revolución.

Por contra, el tribunal condenó 'in absentia' a Ben Alí a 20 años de cárcel por "incitación al homicidio y al saqueo". Ben Alí ya ha recibido varias condenas de décadas de cárcel, también en ausencia, por casos de corrupción y tortura, y se enfrenta a nuevos cargos.

Seriati "desplegó su escenario del juicio final" y, supuestamente, "presionó" al matrimonio para que fuera al aeropuerto, donde fueron "forzados" a subirse a un avión, según ha informado el diario francés 'Le Monde'.

"Sin la insistencia de Seriati, el presidente nunca hubiera subido al avión", ha dicho Leila ben Alí, cuestionando el papel desempeñado en esos momentos por Seriati.

La mujer de Ben Alí ha ido más allá y ha sugerido la existencia de una conspiración "en manos secretas". "Entre los signos que deberían haber preocupado al presidente estaba el número inusual de los cursos ofrecidos por algunos países extranjeros a los jóvenes tunecinos, donde aprendieron el uso de los blogs", ha dicho.

Leila ben Alí ha recordado que "la Policía pidió entregar sus armas al Ejército" y ha apuntado que las Fuerzas Armadas "casualmente desfilaron el día después de la partida del presidente en imágenes diseñadas por adelantado". "Mi convicción es que los que organizaron el golpe de Estado (...) no son parte del Ministerio del Interior", ha recalcado.

Por otra parte, Leila ben Alí ha recordado la buena relación mantenida por el matrimonio con el entonces presidente francés Nicolas Sarkozy y se ha descrito a sí misma como "un alma sencilla y caritativa", a pesar de reconocer "algunos errores de su familia", que fue ampliamente acusada de saquear el país.

"Entre mi gente (el clan Trabelsi), algunas personas exageradas, a menudo jóvenes, satisficieron sus apetitos con fines de lucro", ha apuntado. "Hemos sido el talón de Aquiles del presidente", ha subrayado.

En otra parte del libro, Leila ben Alí ha desmentido que el expresidente previera nombrarla en su puesto, y ha dicho que Ben Alí "tuvo la idea, en realidad, de preparar a un sucesor". "Consideró que este era su último ministro extranjero, Kamel Morjane", ha desvelado.

Morjane fue quien envió los pasaportes al matrimonio en el momento en que abandonaban el país y se dirigían a Arabia Saudí. El exministro llegó a ocupar un Ministerio en el Gobierno de transición, aunque tuvo que renunciar al puesto a causa de la presión popular, ya que la población le consideró un residuo del régimen. Poco después, las autoridades le impidieron presentarse a los comicios.