Las elecciones en Grecia han despejado el camino para que Chipre obtenga los fondos financieros que necesita urgentemente para recapitalizar sus bancos a final de mes, ya sea mediante un fondo de rescate de la UE o un préstamo bilateral.

El país mediterráneo necesita encontrar antes del 30 de junio 1.800 millones de euros para recapitalizar su segunda institución bancaria, el Banco Popular de Chipre, afectado por su exposición a la deuda griega.

Ello podría convertir a Chipre en el quinto país de la eurozona en solicitar la ayuda del fondo de rescate europeo, después de Grecia, Irlanda, Portugal y España, aunque también considera afrontar sus obligaciones financieras mediante un préstamo bilateral, probablemente de Rusia. Cualquiera de ambas opciones obliga a Chipre a pedir prestado una cantidad equivalente al 10% de su PIB.

"Somos optimistas; conseguiremos la financiación que necesitamos para recapitalizar los bancos, ya sea a partir de un acuerdo bilateral, ya sea a través de la UE", declaró el ministro de Finanzas, Vassos Shiarly. "Creemos que con un nuevo Gobierno griego, podremos lograr acuerdos rápidos", declaró Shiarly. "Ciertamente, la dirección que creemos que tomará el Gobierno de Grecia será la de mantener al país en la eurozona, lo cual es muy positivo y elimina mucha presión", insistió.

Los bancos de la isla mediterránea están muy expuestos a la deuda griega, y la posibilidad de un Gobierno en Atenas que rechazara el rescate de la UE era visto en Chipre como una catástrofe potencial que multiplicaría los costes de su propio rescate.

Chipre constituye un 0,2% de la economía de la eurozona. Los altos funcionarios del Gobierno han culpado de forma implícita a la laxa supervisión de las entidades reguladoras y de los bancos. Athanasios Orphanides, exdirector del Banco Central de Chipre, cree que el Gobierno de su país nunca debería haber aceptado la condonación de la deuda griega.