Tony Blair ha vuelto a comprobar que está marcado para siempre por la guerra de Irak. El exprimer ministro británico ha comparecido este lunes ante la comisión que investiga el escándalo de las escuchas telefónicas y las conexiones, demasiado íntimas, entre los políticos y grupos de prensa, como el de Rupert Murdoch.

Blair ha llegado al tribunal con seis guardaespaldas. Tres se han quedado fuera y otros tres han entrado con él en la sala en la que prestaba declaración. La férrea vigilancia en que transcurría la sesión ha sido burlada sin embargo poco después del mediodía por un hombre que, antes de ser detenido, ha acusado al que fuera líder laborista de ser, "un criminal de guerra" y haberse beneficiado económicamente del conflicto gracias a su vinculación con la compañía de servicios financieros, J.P. Morgan. Blair, sin perder el temple, ha negado la acusación. Cuando pasadas las tres de la tarde, abandonaba la Royal Courts of Justice, en el centro de Londres, un huevo ha ido a estrellarse contra el coche en el que viajaba.

Amistad íntima

Irak ha salido a relucir durante la comparecencia, en la que el juez Leveson pretendía indagar el calado de las relaciones entre Blair y Murdoch y saber hasta qué punto el australiano influyó en las decisiones del líder laborista durante los diez años que como primer ministro estuvo al frente del país. Blair ha respondido negando haber pactado ningún acuerdo con Murdoch y ha dicho que no había "nada raro" en las tres llamadas telefónicas que hizo al australiano, días antes de que comenzará el conflicto iraquí. Su relación con el magnate, mientras estuvo en el poder, fue "de trabajo", ha afirmado. Cuando dejó el cargo, ya "con menos presión", esa relación, se convirtió en amistad personal. Tan íntima, que Blair es el padrino de una hija de Murdoch y su esposa, Wendi Deng.

Prensa demasiado poderosa

El exjefe de los laboristas, que obtuvo tres victorias electorales consecutivas, ha reconocido que cuando diseñó la estrategia para lograr esos triunfos, decidió no enfrentarse a los poderosos grupos de prensa del país, como el Mail, o el del propio Murdoch. "Hubiera sido entrar en una gran batalla, sin garantías de que pudiera ganarla", ha afirmado. "Esos grupos son muy poderosos", ha insistido, calificando de "poco saludable" las relaciones entre prensa y política. De entre todos, los diarios The Sun y Daily Mail, ambos populares y tabloides, son a su juicio, "los periódicos más poderosos".

Nueva regulación

Antes de concluir su declaración, Blair se ha quejado de la intensa e "innecesaria" presión, que tanto el como su familia sufren y han sufrido por parte de ciertos periódicos y ha abogado por la creación de un nuevo regulador de la prensa británica, que se independiente, tanto del Gobierno, como de los propios medios de comunicación.