El 3 de enero del 2011, hace poco más de un año, un mensaje cifrado salió del Vaticano hacia la nunciatura de Madrid con las instrucciones a seguir sobre la tregua que ETA quería negociar, e incluso anunciar, desde aquella embajada del Papa.

Aquel cable, transcrito, se encuentra en el libro Su Santidad , que acaba de aparecer en Italia. El volumen, de 326 páginas, es la historia de lo que en lenguaje poco diplomático se podría definir como un coladero.

En las altas esferas del Vaticano un grupo de altos funcionarios han traicionado su lealtad para pasar al periodista italiano Gianluigi Nuzzi documentos confidenciales, secretos personales y, sobre todo, muy actuales de Benedicto XVI y del gobierno central de la Iglesia católica.

Hace unos días, el Vaticano anunció oficialmente que abría un sumario penal por la fuga de documentación, y que había pedido la colaboración judicial internacional. Nuzzi explicó que, después de haberse reunido repetidamente con sus fuentes, ha llegado a la conclusión de que "han decidido hacer caso omiso de la deontología, porque han considerado que la ingobernabilidad de la Iglesia es tal que exige una decisión extraordinaria".

SECRETOS DE JUAN PABLO II Entre la documentación desvelada figura que en el Vaticano de Juan Pablo II alguien tuvo información oficial, tres años antes de que explotase el escándalo, sobre las pecaminosas andanzas del fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel, y lo silenció. O que, antes de un almuerzo privado con el Papa, el presidente de la República, Giorgio Napolitano, recibió del Vaticano la lista de leyes que Italia debía cambiar, como la de las parejas de hecho. Hay también información sobre la denuncia de un monseñor sobre un cierto grado de corrupción dentro del Vaticano. La denuncia quedó sin efecto porque fue enviado a EEUU como nuncio papal.

Hay anécdotas (y documentos) suculentas, sobre cómo algunos personajes entregan generosas limosnas para ser recibidos por el Papa. O la aventura que le sucedió a una trufa, particularmente grande y, por lo tanto, de alto valor económico. Un italiano del norte se la regaló al Papa y, tras dar varias vueltas por los apartamentos pontificios, terminó en el comedor para pobres de Cáritas, y encima de un frugal plato de pasta que comieron los necesitados.

Tras leer el texto, el teólogo Vito Mancuso, uno de los más abiertos de Italia, se ha preguntado "cómo es posible que documentación semejante termine en manos de un periodista". Respecto al contenido, ha añadido que toda la documentación deja en evidencia particularmente a un personaje: el cardenal Tarsicio Bertone, secretario de Estado del Papa, una especie de primer ministro del Vaticano. De manera que la fuga documental podría adherirse en la catarata de maniobras oscuras para lograr la dimisión de monseñor Bertone, algo que numerosos cardenales ya han reclamado.