El 2 de abril de 1982, Margaret Thatcher era una primera ministra en apuros. El Gobierno conservador que presidía llevaba las de perder en los sondeos. Faltaba un año para las elecciones generales, y desde la coalición SDP-Liberal Alliance aventajaba a los tories . Muchas de las figuras de su partido la miraban con recelo. Desconfiaban de su política y de sus dotes de mando. pero la orden del general Leopoldo Galtieri de invadir las islas Malvinas lo cambió todo.

La decisión de la Junta militar argentina convirtió a Thatcher en la dama de hierro , el sobrenombre con el que ha pasado a la historia. Sin una guerra victoriosa en el lejano archipiélago, conocido en el Reino Unido como las islas Falkland, su mandato habría acabado prematuramente, con más pena que gloria. "La señora Thatcher lanzó una de las más sobresalientes aventuras militares en la historia moderna británica, para salvar su propia cabeza en la política, y de paso el honor y la credibilidad de su país", ha señalado el autor y periodista sir Max Hastings. A las autoridades británicas la invasión les pilló por sorpresa, pero la respuesta militar, con orden de expulsar a los argentinos a cualquier precio, fue muy rápida.

La aventura bélica, que costó a los británicos 258 vidas, seis barcos, 34 aviones y 2.778 millones de libras, permitió a Thatcher ganar las elecciones. Investida de nueva legitimidad, impuso su visión a los tories y sometió al país a una política económica y social que rompió la columna vertebral de los sindicatos y fue el comienzo del desmantelamiento del Estado del bienestar. La guerra de las Malvinas cambió el rumbo de la historia británica.

LA SITUACION ACTUAL Hoy, 30 años después, otro primer ministro conservador, David Cameron, sigue negándose a discutir con Argentina la soberanía de las islas. Cameron esgrime el derecho de autodeterminación de los 3.000 habitantes residentes en el archipiélago, que quieren seguir siendo británicos. Ni las presiones de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, ni sus intentos por buscar apoyos a favor de la negociación en foros internacionales, servirán para nada, según fuentes diplomáticas. "El Gobierno argentino asume que, si presiona lo suficiente y hace ruido, iremos a la mesa de negociación para hablar de la cuestión de la soberanía, pero eso no va a suceder", ha dicho un portavoz de Exteriores.

Los británicos niegan estar militarizando el Atlántico Sur con el envío del destructor más moderno de la Marina Real. Cameron ha acusado incluso a las autoridades argentinas de "colonialismo", por no respetar los deseos de los malvineses. En un reciente sondeo publicado por The Guardian , el 61% de los encuestados creen que se deben proteger las Malvinas "a cualquier precio", y solo el 32% está a favor de negociar.