"Si a todos nosotros nos piden la vida, seguro la daremos...". Corría la noche del 9 de mayo de 1982. La guerra con Gran Bretaña llevaba ya ocho días, y Diego Maradona, la figura de la selección de fútbol que se preparaba para el Mundial de España, hacía saber al país hasta dónde podría llegar su sacrificio en defensa de las Malvinas, las islas que la dictadura militar había recuperado el 2 de abril.

Lo que sucedió entre la llegada de las tropas argentinas al archipiélago, de la mano de oficiales fogueados en la represión clandestina, y el momento en que la dictadura se rindió, condiciona el presente. Tres décadas más tarde, en medio de las renacidas tensiones bilaterales con Londres, las imágenes de aquel otoño en el hemisferio sur siguen invitando a la perplejidad. Algunos se preguntan por qué se conmemora el 2 de abril y no el 14 de junio --día de la derrota--.

DICTADURA ACORRALADA En 1982, el régimen militar estaba en un callejón sin salida. La protesta social se insinuaba. Las Malvinas --objeto de litigio desde 1833-- se convirtieron en un plan de fuga hacia ningún lugar. El general Leopoldo Galtieri creía que EEUU lo apoyaría por su contribución a la causa anticomunista en América Central. Y con esa certeza, parado frente al balcón de la sede de Gobierno, le dijo a los ingleses: "Si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla". La multitud reunida en la Plaza de Mayo rugió.

"Estamos ganando", tituló la revista Gente justo al empezar el conflicto. Muy pocos se resistieron a la corriente triunfalista que una publicidad machacaba a toda hora: "Jamás nos han vencido, jamás nos vencerán".

En Malvinas, la trama secreta , el libro que Oscar Raúl Cardoso, Ricardo Kirschbaum y Eduardo Van der Kooy publicaron en 1983, se cuenta un diálogo entre Galtieri y Alexander Haig, el secretario de Estado de EEUU. Haig viajó a Buenos Aires con una propuesta bastante favorable a Argentina, que incluía una coadministración de las islas. Pero Galtieri la rechazó. "Si acepto, me caigo", le dijo. Haig lo corrigió: "Perdón, usted se va a caer de cualquier manera".

TORTURAS Y VEJACIONES Eso fue lo que ocurrió. Los militares se habían preparado durante años para secuestrar y torturar argentinos. En plena guerra, ejercieron la crueldad suprema con los propios soldados. La justicia aún tiene en sus manos varias causas de violaciones de los derechos humanos.