Birmania celebra mañana comicios parciales al Parlamento que suponen una oportunidad histórica para afianzar el proceso de transición democrática que emprendieron el año pasado, y en los que la activista y premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, podría finalmente ocupar un escaño tras el fin de dos décadas de arresto domiciliario.

Los obstáculos son numerosos, desde las acusaciones iniciales de fraude e irregularidades denunciadas por la propia activista, hasta la inexperiencia del electorado, al tratarse de las terceras elecciones que se celebran en el país asiático desde 1962, el año en que la junta militar llegó al poder, y que finalmente dejó en manos de una autoridad presuntamente civil en 2011 con la promesa de restaurar el orden democrático a través de un Gobierno constitucionalmente electo.

Suu Kyi se presentará a uno de los 45 escaños en juego --de un total de 664 que componen la cámara birmana-- después de que las autoridades introdujeran cambios en la legislación electoral del país para permitir la participación electoral de la oposición que encabeza su partido, la opositora Liga Nacional para la Democracia (LND). La premio Nobel de la Paz y su partido boicotearon las elecciones generales de noviembre de 2010 anticipando un fraude electoral masivo.

Para evitar que se repita la historia, Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea, entre otros, anunciaron el miércoles el despliegue de observadores en el país. Sin embargo, las condiciones de la misión norteamericana, por ejemplo, no serán todo lo aceptables que requeriría la situación, según explicó la portavoz del Departamento de Estado, Victoria Nuland, quien reconoció que ahora mismo, Birmania "no alcanza el estándar mínimo internacional para permitir el buen funcionamiento de un grupo de observadores".

"No será una misión tradicional según los términos de lo estipulado por Naciones Unidas, dado que los observadores llegarán solo un par de días antes del inicio de las elecciones", explicó Nuland, quien con todo aplaudió el progreso demostrado por las autoridades birmanas y anticipó que la misión colaborará con los periodistas internacionales para obtener datos más precisos de los comicios.

El gran rival de la LND es el Partido de la Unión, Desarrollo y Solidaridad (USPD), creado por la junta militar que anuló los legítimos resultados de las elecciones de 1990, los últimos a los que compareció Suu Kyi. La activista fue detenida poco después, y desde entonces padeció largos períodos de arresto domiciliario hasta su liberación definitiva el pasado 13 de noviembre.

El partido del antiguo régimen se alzó con la victoria aplastante en los pasados comicios generales de 2010, boicoteados por el partido de Suu Kyi por las duras condiciones que le fueron impuestas para su comparecencia.

SUU KYI DENUNCIA FRAUDE

En una de sus últimas comparecencias ante los medios antes de dar por cerrada su campaña argumentando motivos de cansancio, Aung San Suu Kyi ha denunciado irregularidades "más allá de lo aceptable en unas elecciones democráticas" en los prolegómenos de los comicios.

Suu Kyi, de 66 años, declaró que los candidatos de oposición han sido apedreados y objeto de otras tácticas intimidatorias durante las semanas previas, hasta tal punto que la candidata ha expresado su desconfianza sobre el resultado final de los comicios.

"No creo que puedan ser considerados libres y justos si tenemos en cuenta las muchas irregularidades a las que nos hemos enfrentado en los últimos meses", declaró en comentarios recogidos por el diario birmano 'The Irrawaddy News'.

La Dama Suu, como es conocida cariñosamente los birmanos, anunció el pasado 25 de marzo que daba por terminada su campaña electoral por motivos de cansancio y mareos consecuencia de sus largos viajes en barco durante la campaña por el sur de Myeik.

La propia activista reconoció que todavía se sentía "un poco frágil", pero su ausencia no debería suponer una peligro para las aspiraciones electorales de la NLD. "Si todo va bien", aseguró a Reuters el líder de la campaña Nyan Win, "ganaremos todos los escaños".

Sin embargo, los votantes que han depositado ya su papeleta este viernes --cuando se ha abierto un período adelantado de votación en seis localidades de Pegu y Rangún-- también han denunciado ante los observadores internacionales casos de compra de votos, intimidación y discrepancias en las listas de registro.

De igual modo, algunos representantes de la Liga Nacional para la Democracia se han quejado de que oficiales de su partido no han podido acceder siquiera a los colegios electorales por las amenazas de las fuerzas de seguridad.

EN BUSCA DE LA DEMOCRACIA

El actual gobierno birmano es una mezcla de funcionarios al servicio del antiguo régimen que actúan a las órdenes de generales retirados de la junta militar que dirigió durante dos décadas Than Shwe hasta su disolución oficial el 30 de marzo de 2011. A pesar de estas conexiones con el pasado autoritario, el nuevo Ejecutivo ha reiterado esta semana su compromiso con la democracia.

"No somos un vino añejo en una botella distinta", aseguró Ko Ko Hlaing, asesor del actual presidente Thein Shein. "Es cierto que algunos de nuestros altos funcionarios eran líderes del antiguo régimen pero nuestra política cambia. El escenario ha cambiado. Ahora tenemos una Constitución y avanzaremos de acuerdo con la Carta Magna", declaró al 'Irrawaddy'.

La propia Suu Kyi ha expresado su confianza en que la transición democrática avanzará con paso firme a pesar de los obstáculos. "Estoy convencida de que podemos alcanzar una reconciliación a pesar de nuestra historia de violencia y abusos contra los derechos humanos", dijo.