Aritméticamente, quedan como poco dos meses para que los republicanos de Estados Unidos elijan a su candidato a presidente. El martes, no obstante, Mitt Romney dio otro significativo paso hacia esa elección al lograr una imponente victoria en las primarias en Illinois, donde superó por una ventaja de doble dígito a Rick Santorum, se llevó parte del voto más conservador y religioso y sumó buena parte de los 54 delegados en juego. Fue un triunfo bienvenido por el exgobernador de Massachussetts tras victorias recientes mucho más apuradas en otros estados del medioeste y derrotas en el sur, y le permitió recuperar el tono de candidato inevitable que, más que en sus rivales conservadores, piensa ya en el enfrentamiento con Barack Obama.

El discurso de Romney anoche avanzó las líneas de esa campaña que espera librar. Fue una diatriba contra el presidente, al que descalificó como mandatario inexperimentado para gobernar por su pasado como profesor de Derecho Constitucional y organizador comunitario. "La verdad es que este presidente no entiende lo genial de la economía estadounidense o el secreto de nuestro éxito", dijo Romney, que acusó a Obama de "llevar tres años atacando la libertad económica" con, según él, exceso de regulación y un papel excesivo del Gobierno que él promete recortar.

Incluso con el triunfo de este martes, el favorito no es aún el candidato, y la maratoniana lucha es algo que no parece molestar a muchos votantes conservadores.Aproximadamente dos terceras partes de quienes fueron a las urnas en Illinois dijeron que querían ver a su candidato como nominado, aunque eso suponga que la lucha se prolongue meses.

Cábalas numéricas

Es una perspectiva que tampoco importa a Santorum. Horas antes de que se conocieran los resultados, su campaña ofreció una conferencia telefónica a la prensa para hacer cábalas numéricas de cómo podría evitarse que Romney alcance los 1.144 delegados necesarios para garantizarse la nominación en la convención de Tampa. Argumentan que la clara ventaja numérica que los recuentos mediáticos atribuyen a Romney no refleja la compleja realidad de reparto proporcional y atribución de delegados. Y el exsenador espera recobrar fuerza el sábado en las primarias del sureño estado de Louisiana y seguir aprovechando los vericuetos de reparto y asignación para evitar que Romney llegue a la cifra definitiva.

Ni siquiera Newt Gingrich, que quedó en Illinois cuarto, incluso por debajo de Ron Paul, se rinde, y eso que su campaña enfrenta ya serios problemas económicos (las generosas donaciones del magnate de casinos Sheldon Adelson mantienen a flote su super comité de acción política, pero las leyes impiden que ese dinero vaya directamente al candidato, cuya campaña ya se ha endeudado).

Diferencias financieras

Tanto Gingrich como Santorum apuntan críticamente a la desproporción económica con que se libran estas primarias. Solo en Illinois, por ejemplo, Romney y Restore Our Future (el super PAC que le apoya) gastaron en anuncios siete dólares por cada dólar invertido por Santorum y su grupo de apoyo (el Red, White And Bue Fund). Pero es una realidad que deben asumir, y la capacidad de comprar anuncios, a menudo de ataque a los rivales, tendrá aún más efecto cuando las primarias se celebren en estados con importantes mercados mediáticos como California o Nueva Jersey.

Gingrich también señaló a la baja participación en primarias como uno de los problemas de Romney. "Un nominado que deprime la participación no ganará a Barack Obama. Aún hay tiempo para un conservador", escribió en su cuenta de Twitter el expresidente de la Cámara Baja.