Cambian los estados, pero la historia argumental de las primarias republicanas sigue siendo cada vez con más claridad el duelo entre Mitt Romney y Rick Santorum, o lo que es lo mismo, entre el moderado que numérica y organizativamente es favorito y la alternativa de corte mucho más conservador.

Tras un fin de semana favorable a Romney, que en Puerto Rico se llevó los 20 delegados en juego sacando partido de una metedura de pata de Santorum (que abogó por el inglés como lengua oficial si la isla quiere convertirse en el 51 estado de EEUU), el escenario hoy de esa batalla es Illinois. Aunque el estado de donde procede políticamente Barack Obama tradicionalmente ha sido de corte moderado en el campo republicano, en los últimos años ha ganado peso el ala más conservadora. Y pese a que las encuestas dan una ligera ventaja al exgobernador de Massachusetts, cuya campaña ha intensificado los anuncios de ataque a Santorum, se trata prácticamente de un empate si se tiene en cuenta el margen de error de los sondeos y, en cualquier caso, no es la esperada ante su superioridad organizativa.

En Illinois, Romney sigue afrontando el reto de entusiasmar y movilizar a los votantes, algo que el exsenador de Pensilvania logra con más facilidad (aunque sus fallos organizativos siguen jugándole malas pasadas, y esta vez solo opta a 44 de los 54 delegados que se reparten proporcionalmente en Illinois, donde hay 69 en juego).

CONVENCION ABIERTA Santorum, que tiene muchas esperanzas puestas en la cita del sábado en Luisiana, otro estado de ese sur donde Romney no ha logrado ninguna victoria, sigue azuzando el fantasma de una convención abierta, que se produciría si Romney no consigue 1.144 delegados. "Obviamente las posibilidades están aumentando", reflexionaba ayer Santorum en una entrevista.

Por otra parte, ayer se supo que la campaña de Obama recaudó en febrero 34 millones de euros, 11 más que en enero, como muestra de su esfuerzo.