El Departamento de Estado de EEUU ha desvelado que restos humanos sin identificar de víctimas de los atentados del 11-S fueron incinerados y, posteriormente, lanzados a un vertedero. Se trata de trozos humanos tan pequeños y tan deteriorados tras el impacto de los aviones en el Pentágono y en Shanksville que no podían ser sometidos ni a las pruebas de ADN para proceder a la identificación.

Las incineraciones se llevaron a cabo en la base aérea de Dover, el mismo lugar donde, entre el 2003 y el 2008, fueron incinerados restos de soldados mutilados en las guerras de Irak y Afganistán. Sus familiares no fueron informados.