Yemen afronta hoy una jornada decisiva con un ojo puesto en el sur y otro en el norte. Los ciudadanos acuden a las urnas en una suerte de elecciones presidenciales para avalar el pacto que en su día suscribieron los países del Consejo de Cooperación del Golfo, EEUU y la UE: que el candidato de consenso, el vicepresidente Abdrabbo Mansur Hadi, conduzca la transición durante dos años en un país gobernado con mano de hierro durante tres décadas por el depuesto Ali Abdalá Saleh. Los separatistas del sur, feudo de Al Qaeda, han llamado a la "desobediencia civil", al boicot de la cita electoral, y las tribus del norte, históricamente agraviadas, también amenazan con desestabilizar la jornada.

Tras varios incidentes en los últimos días, las fuerzas de seguridad han desplegado un amplio dispositivo para minimizar cualquier acción que pueda poner en peligro el pacto que debe llevar al país a unas elecciones multipartidistas en dos años y a la elaboración de una nueva Constitución. Más de 100.000 militares han sido movilizados.

De llegar a buen término, el acuerdo suscrito convertiría a Yemen, a diferencia de Libia y Siria, en uno de los países árabes capaces de encarar una transición pacífica tras la revuelta. El pacto, firmado en noviembre tras 10 meses de enfrentamientos, contempla que Saleh pueda regresar para encabezar su partido cara a las futuras elecciones.

Sin llegar a pedir el boicot, el sector opositor más conciliador llama hoy a la abstención al entender que Saleh ya no está --en estos momentos se encuentra en EEUU sometiéndose a un tratamiento por las graves heridas sufridas en un ataque en Saná--, pero su familia y sus amistades continúan dominando importantes epicentros de poder.

En un claro intento de tender puentes, el futuro presidente ha tendido la mano a los separatistas del sur y a los rebeldes del norte para calmar los ánimos e intentar suavizar su postura. La franja radical del sur pide la restitución de la independencia de una parte del Estado antes de que en 1990 lo anexionara al norte. En el norte, el problema radica en los huthis, adscritos a una una rama del chiísmo, que se consideran menospreciados.

PRIORIDADES "La causa del sur y sus repercisiones y lo que se está produciendo en el norte son prioridades que hay que revisar rápidamente, a corazón abierto y sin prejuicios", ha asegurado Mansur Hadi. El ministro del Interior, Abdel Qader Qahtan, ha advertido de que "no escatimarán medidas para hacer frente a todos los grupos que quieren impedir a la gente que cumpla su deber electoral".