Los Juegos del 2004 fueron un orgullo para Atenas y Grecia, patria del olimpismo. Pero la resaca fue dura: la inflación, la corrupción y las deudas aceleraron el camino de la crisis. Presupuestados en 3.000 millones, al final costaron 15.000. EEUU y la UE exigieron más protección contra la supuesta amenaza terrorista y el país tuvo que gastar 1.200 millones extras en seguridad, muchos a beneficio de firmas europeas y estadounidenses. Hoy el Estadio Olímpico y otras infraestructuras construidas están infrautilizadas.