Lo que anunciaban las encuestas se tradujo en realidad anoche y Mitt Romney ganó por 14 puntos porcentuales sobre Newt Gingrich las primarias republicanas de Florida (46%-32%). La contundente victoria, lograda tras una dura y agresiva campaña, da un espaldarazo de vital importancia a la candidatura del exgobernador de Massachussetts, que, ahora sí, se consolida como el claro favorito del Partido Republicano para hacerse con la nominación como candidato a la Casa Blanca en las elecciones presidenciales del próximo noviembre.

Y Gingrich no solo se apuntó una dura derrota, sino que vio como Rick Santorum, pese a quedar tercero y a distancia, lejos de ceder a las llamadas veladas del expresidente de la Cámara Baja a retirarse, abrió su primer discurso tras conocer los resultados con un reto a convertirse en la opción conservadora que plante cara a la moderación de Romney. El multimillonario exgobernador rentabilizó los esfuerzos de su bien financiada y organizada campaña. Se llevó los 50 delegados que Florida da en bloque al ganador (y aunque lejos de los 1.144 necesarios para hacerse con la nominación suma ya 84 frente a los 27 de Gingrich).

Y ratificó, según demostraron los sondeos a pie de urna, que es el candidato que los votantes republicanos ven como el que tiene más posibilidades de batir a Barack Obama en noviembre. Sigue la división Romney trató de minimizar el efecto en los resultados de la dura campaña de ataques y publicidad negativa que han dominado en Florida (donde el 92% de los anuncios emitidos eran críticos con los candidatos). Exultante, aseguró que 'las campañas no son fáciles y no se supone que deban serlo'. Y antes de centrarse en sus habituales ataques a Obama se esforzó por enviar también un mensaje a los estrategas demócratas que se han frotado las manos ante la descarnada lucha intestina abierta entre los republicanos. 'Unas primarias competitivas no nos dividen --dijo en Tampa--. Nos preparan. Y ganaremos'.

La división interna, pese a sus palabras, continúa. Y ayer lo ejemplarizó el reto de Santorum a Gingrich. Ya en Nevada, donde el sábado se celebran los próximos caucus (donde Romney es claro favorito), el católico que triunfó en Iowa criticó abiertamente el tono de ataques que han alejado el debate de lo sustancial para centrarse en discusiones personales. Pero fue especialmente duro con Gingrich. 'Newt se ha convertido en un tema (de discusión) en Florida, y no nos podemos permitir que el candidato se convierta en tema en la campaña presidencial', dijo. Gingrich, inalterable

Ni la derrota ni el nuevo flanco de enfrentamiento abierto por Santorum alteraron el discurso del expresidente de la Cámara Baja. En Orlando, Gingrich llenó su encuentro con sus seguidores de carteles donde se leía Quedan 46 estados, un mensaje que recalca su apuesta por mantener la lucha abierta hasta la convención. Y aunque parecía algo cansado ofreció un discurso presentándose de nuevo como opción a Romney y como opción ante Obama. 'El poder de la gente va a vencer al poder del dinero en los próximos meses', aseguró.

De momento, no obstante, su campaña debe analizar en detalle lo ocurrido en Florida (donde Romney se llevó parte del voto religioso y conservador que en teoría debería haberle beneficiado a él). Y sabe que febrero, con las citas en Nevada, Colorado y Arizona donde Romney es claro favorito y donde él mismo va a poner mucho menos esfuerzo que en los estados sureños que votan en el supermartes en marzo, va a ayudar a su principal rival a seguir consolidándose (con el consecuente impulso a las donaciones y la financiación que eso conlleva).