El presidente de Yemen, Alí Abdalá Saleh, abandonó ayer su país con rumbo a EEUU, pero antes cedió el poder a su vicepresidente, Abdo Rabo Mansur Hadi, y pidió "perdón" a su pueblo por los "errores" cometidos durante los 33 años que ha gobernado. Saleh aseguró que regresará a Saná, la capital yemení, como jefe del Partido Congreso Popular General, en cuanto acabe el tratamiento médico que debe seguir en EEUU y antes de que se celebren las elecciones presidenciales el 21 de febrero, en las que concurrirá Hadi como único candidato.

"Pido perdón a todos los hijos de mi nación, hombres y mujeres, por cualquier error durante mis 33 años de mandato", dijo Saleh a la televisión yemení antes de abandonar Saná y viajar a Omán, donde realizará una escala previa a su vuelo a Washington. El presidente explicó que el objetivo de su viaje era proseguir con la recuperación de las heridas que sufrió en el atentado del 3 de junio.

Saleh indicó también que, según el acuerdo para el traspaso del poder auspiciado por los países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) y apoyado por EEUU, todos sus poderes han pasado al vicepresidente.