Una serie de ataques coordinados causó al menos 162 muertos el viernes en Kano, la segunda ciudad de Nigeria, en la peor matanza cometida hasta ahora por el grupo islamista Boko Haram. La masacre sacudió al país más poblado de Africa (150 millones), víctima de una sangrienta campaña insurgente en el norte, de mayoría musulmana, que ha sesgado cientos de vidas y herido a miles de personas.

Los atentados, utilizando un coche bomba, armas ligeras y explosivos, sorprendieron por su virulencia y sofisticación. El objetivo fueron ocho edificios oficiales, entre ellos el cuartel general de la policía, el de los servicios secretos, tres comisarías y las oficinas del servicio estatal de inmigración. En pocos minutos hubo una veintena de explosiones, según la agencia AFP, seguidas de tiroteos que provocaron el pánico entre los residentes.

La Cruz Roja nigeriana, dedicada ayer a evacuar cadáveres de las calles, contabilizó 121 muertos entre las víctimas, aunque la cifra iba aumentando por la gravedad de las heridas de los hospitalizados. Un reportero de la BBC afirmó haber visto 150 cadáveres en la morgue del principal hospital de la ciudad. Entre los fallecidos se hallan policías, "muchos civiles" --según una fuente policial-- un periodista de la televisión local Channels y al menos uno de los terroristas.

REPRESALIA Boko Haram, que ya reclamó la autoría de los atentados del día de Navidad en una iglesia católica en Madalla, en los que murieron 44 personas, reivindicó la acción en una llamada al Daily Trust . Fue una represalia, señaló el grupo islamista, por la negativa de las autoridades a liberar a algunos de sus miembros encarcelados.

Según la prensa local, en el ataque con coche bomba contra una comisaría de policía murieron tres personas, además del conductor suicida. "Estaba en mi oficina del primer piso cuando vi un Honda Civic de color oscuro entrando en el recinto a gran velocidad", aseguró el agente Mohammed Safiyanu al diario Leadership . "Mientras me preguntaba qué sucedía", añadió, "oí un sonido ensordecedor y, de repente, todo estaba oscuro", añadió.

El estado de Kano, del que la ciudad homónima es capital, no estaba entre los declarados en emergencia por el presidente nigeriano, Goodluck Jonathan, tras los atentados de Navidad en Madalla. Para mayor sorpresa.