El presidente de Pakistán, Asif Alí Zardari, regresó ayer a Islamabad de un viaje relámpago a Dubái en medio de un clima de creciente tensión entre su Gobierno y el Ejército, que ha tenido que desmentir los rumores de que esté planeando un golpe de Estado. Al parecer, viajó para asistir a una boda, pero la visita creó expectación porque en diciembre sufrió un aparente infarto y tuvo que ser hospitalizado en el emirato. Durante su ausencia, la prensa ya especuló sobre un golpe.

El Gobierno y el Ejército están enfrentados desde diciembre por el Memogate , caso que tiene su origen en un supuesto documento secreto que el Gobierno paquistaní hizo llegar a EEUU. La nota, remitida tras la muerte de Osama bin Laden, pedía a Washington que intercediera si el Ejército paquistaní trataba de derribar al Ejecutivo.