LUGAR DE NACIMIENTO BOGOTA

FECHA 1950

TRAYECTORIA PRESIDENTE DE COLOMBIA ENTRE 1994 y 1998. DOCTOR EN CIENCIAS JURIDICAS. MIEMBRO DEL PARTIDO LIBERAL COLOMBIANO

-Hace poco dijo que la muerte del líder de las FARC, Alfonso Cano, despeja el camino para negociar con la guerrilla. Pero, ¿quiere una solución negociada una sociedad que critica al presidente, Juan Manuel Santos, por ablandar la política de seguridad democrática instaurada por Alvaro Uribe?

-Lo que dicen las encuestas es que lo único que los colombianos prefieren por encima de la seguridad democrática es una salida política al conflicto. Mientras Uribe fomentaba la guerra, Santos apuesta por que la seguridad democrática conduzca a la negociación. Santos, muy válidamente, en mi opinión, está dispuesto a abrir las puertas a una salida política si se dan las condiciones; sabe que no es el presidente de la guerra, ese título es de Uribe, pero que puede ser el de la paz.

-Muy santista, lo veo.

-No, no, así como Santos nunca ha sido samperista, yo nunca he sido santista, pero hace ciertas políticas con las que comulgo: la normalización de relaciones con los países vecinos, el respeto a los derechos humanos, buscar una salida política al conflicto y la restitución de las tierras a los campesinos despojados son políticas socialdemócratas.

-La última negociación, la del Caguán, fue un desastre.

-Sí, hay un síndrome del Caguán y el país no quiere volver a vivir esa experiencia. Yo propongo una paz exprés , un proceso rápido y eficaz, con un plazo convenido y pocos interlocutores. En las condiciones en que están hoy las FARC es posible pensar en una negociación así.

-Pero las FARC no dan señales de querer negociar. Todo lo contrario.

-Hay una relación inversamente proporcional entre los golpes que reciben las FARC y el acuse de los golpes, porque es evidente que no se van a mostrar debilitadas; si van a negociar, lo suyo es que muestren los dientes. Por lo que sé, es muy probable que esta semana anuncien la liberación de los 21 soldados y policías que continúan su poder. Es un gesto, y así debe ser interpretado.

-Volviendo a la seguridad democrática, ¿qué opinión le merece la crítica en este sentido contra Santos?

-Mire, el único elemento que tienen los furibistas, o sea, los uribistas furibundos, para desvirtuar a Santos es la supuesta relajación de la seguridad democrática. Para mí, el logro del presidente es que ha enmarcado esa política en un contexto de derechos humanos y justicia, justo cuando temas delicados como los falsos positivos (el asesinato de civiles inocentes para hacerlos pasar por guerrilleros), por ejemplo, estaban desprestigiando esa política.

-Una de las banderas de Santos es la restitución de tierras, pero ni siquiera puede garantizar la seguridad de los retornados. Los matan.

-Yo creo que más que la restitución masiva, lo que importa de la política de tierras es que puede llevar a una reforma agraria que entregue la tierra a los campesinos: los usurpados y los que nunca la tuvieron.

-Es lo que piden las FARC.

-Es cierto. En ese sentido, el origen de las reivindicaciones de las FARC sigue vigente, y una reforma agraria debería encabezar sin duda las negociaciones con la guerrilla.

-El otro día hablo en Barcelona sobre legalizar las drogas. ¿Solucionaría esto algunos de los problemas de Colombia?

-El narcotráfico es el hilo financiador de todos los fenómenos violentos en Colombia. Sin esa circunstancia se habría podido salir de esta situación hace mucho, como en Centroamérica, donde se cortaron las fuentes de financiación de los rebeldes y así se les obligó a negociar. Eso sí, las guerrillas no actúan aún como cárteles. Siguen siendo guerrillas.