La cancillera alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, se han reunido con el primer ministro italiano, Mario Monti, en Estrasburgo, para conocer de primera mano las reformas del nuevo Gobierno de Italia y asociarlo a una ambiciosa reforma de los tratados europeos. Tras el encuentro, que ha durado unas dos horas, Merkel y Sarkozy han anunciado que antes de la cumbre europea del próximo 9 de diciembre en Bruselas, presentarán una propuesta conjunta para lograr una mayor integración fiscal de la zona euro así como una mayor convergencia de la política económica.

Esta propuesta irá en la línea de unificar los criterios para mutualizar los beneficios y los riesgos y “mejorar la gobernanza de la zona euro”, en palabras de Sarkozy. La reforma impondrá a los estados una mayor disciplina en materia presupuestaria, con duras sanciones en caso de no ajustarse a las normas. Posiblemente se planteará que los países tengan que obtener el visto bueno de Bruselas antes de aprobar sus presupuestos.

Ambos mandatarios han admitido que persisten diferencias en torno al papel que debe jugar el Banco Central Europeo (BCE) para superar la crisis de la deuda. Tajante, Merkel ha subrayado que esta institución es “independiente” y que “las modificaciones del tratado no le conciernen”. “Tenemos culturas diferentes e intentamos buscar una confluencia. Trabajamos todos los días para alcanzar un acuerdo, pero no queremos cometer errores que nos lleven a caer en una nueva crisis”, ha admitido Sarkozy, que propugna una mayor intervención del BCE para paliar la inquietud de los mercados con la deuda.

Pese a los problemas registrados este miércoles para colocar deuda alemana, la cancillera tampoco ha cambiado de posición en lo que se refiere a la emisión de eurobonos, medida a la que también se opone.

Sobre las dudas arrojadas en torno a la calificación de triple A por parte de algunas agencias de calificación, Sarkozy ha insistido en que “la perspectiva de Francia es estable” y advirtió de que si su nota se degrada “no será un problema solo" de su país, "sino para todo el mundo”.

Por su parte, Monti ha expresado su compromiso de realizar los esfuerzos necesarios para que la tercera potencia europea alcance el equilibrio presupuestario en el 2013. “Cada país debe hacer sus deberes y es por eso por lo que he aceptado la invitación”, ha declarado antes de expresar su acuerdo con el objetivo de que Europa confluya hacia una “verdadera unión fiscal”. Los tres mandatarios han acordado reeditar la minicumbre dentro de pocos días en Roma para continuar trabajando en la línea de "recuperar el crecimiento y la confianza".