El gobernador de Oregón, el demócrata John Kitzhaber, ha suspendido esta madrugada la aplicación de la pena de muerte en su estado por considerarla "moralmente equivocada". De esta manera ha evitado la ejecución pendiente de un reo para el próximo mes de diciembre. Su decisión beneficia a los 37 presos que esperan en el corredor de la muerte en ese estado de la costa oeste de EEUU, que eluden la pena capital al menos hasta el 2015, cuando acaba el actual mandato de Kitzhaber.

"La pena de muerte practicada en Oregón no es imparcial ni justa, ni rápida ni certera. Y no es aplicada de manera igual a toda la gente", ha argumentado el gobernador, en el cargo desde el 2010. Kitzhaber se ha mostrado partidario de otra forma de castigo que no pase por la pena capital. "Es hora de que Oregón considere otro acercamiento. Rehúso ser parte de este sistema desigual y comprometido por más tiempo, no permitiré más ejecuciones mientras sea gobernador", ha añadido.

Desde que Oregón retomó la pena capital en 1984, solo han sido ejecutados dos reos, precisamente durante el último periodo de Kitzhaber, quien fue gobernador entre 1985-1992 y entre 1995-2003. "Fueron las decisiones más agónicas y difíciles que he tenido como gobernador, y lo he revisado y preguntado una y otra vez en los últimos 14 años", ha confesado al respecto.

En lo que va de año, EEUU ha ejecutado a 43 reclusos, y para lo que queda de 2011 solo estaba pendiente la ejecución de Gary Haugen, precisamente en Oregón, condenado por el asesinato de la madre de su exnovia. De los 50 estados del país, 35 de ellos, si se incluye a Oregón, mantienen aún vigente la pena de muerte.