La incapacidad del supercomité integrado por senadores y congresistas de Estados Unidos para pactar la reducción del abultado déficit del país sitúa al país al borde de una grave crisis política y financiera. En un escueto comunicado hecho público esta madrugada, los dos copresidentes del supercomité, la senadora demócrata Patty Murray y el representante republicano Jeb Hensarling han reconocido abiertamente su fracaso. El presidente de EEUU, Barack Obama, ya ha manifestado su malestar por este fracaso y ha advertido de que no tolerará ninguna estratagema para evitar los recortes del gasto previstos; de 1,2 billones de dólares en 10 años.

"Pese a nuestra incapacidad para superar las significativas diferencias, culminamos este proceso unidos en nuestra creencia de que la crisis fiscal del país debe ser encarada y que no podemos dejarla para que sea solucionada por la siguiente generación", reza el comunicado del supercomité. La pelota pasa ahora a un Congreso dividido, donde los republicanos tienen mayoría en la Cámara de Representantes y los demócratas, en el Senado. Si estos no llegan a un acuerdo, los recortes por el importe de 1,2 billones entrarán en vigor de forma automática en el 2013 y afectarán tanto a las partidas de defensa como a los programas sociales; las dos respectivas prioridades de republicanos y demócratas.

Nada más hacerse público el comunicado, Obama ha subrayado que vetará "cualquier intento de deshacer" los recortes automáticos previstos para la reducción del déficit y ha exigido al Congreso que alcance un "acuerdo equilibrado". Se refería así a algunos congresistas, como el excandidato republicano John McCain, que defienden reducir la cuantía de los recortes porque esos ajustes, argumentan, serán desastrosos, especialmente en lo que se refiere al Pentágono. "De un modo u otro, el déficit fiscal de EEUU se reducirá en 1,2 billones de dólares", ha zanjado el presidente en una rueda de prensa en la Casa Blanca.

El aumento de la presión fiscal es uno de los principales motivos de división entre los legisladores demócratas y republicanos. Los primeros consideran imposible cruzar la raya de una rebaja del gasto público si no va de la mano de un aumento de los impuestos a modo de "sacrificios compartidos" que permitan el reequilibrio fiscal, especialmente a través de la exención de los impuestos decretada por George W. Bush y que concluye en diciembre. Por el contrario, los republicanos se han atrincherado tras el argumento de que, en momentos de delicada situación económica con escaso crecimiento, aumentar la presión fiscal desincentivaría la inversión empresarial necesaria para la recuperación.

Mientras tanto, la agencia Standard & Poor's ha anunciado que mantiene su calificación de la deuda soberana de EEUU en AA+, con perspectiva negativa, al asegurar que no ha sido afectada por el fracaso del comité del Congreso para alcanzar un acuerdo en la rebaja del déficit. "La incapacidad del comité para acordar medidas fiscales que puedan estabilizar la deuda del Gobierno de EEUU es consistente con nuestra decisión de agosto de revisar a la baja nuestra nota a AA+", señala la agencia de calificación en un comunicado.

S&P redujo en agosto pasado la nota de EEUU de triple A (la más alta) a AA+, después de que el Congreso aprobara de manera agónica la elevación del tope de deuda de 14,29 billones de dólares y evitara, pero solo en el último momento, la suspensión parcial de pagos del país. El déficit fiscal de EEUU se situó en septiembre, fin del año fiscal 2011, en 1,3 billones de dólares, lo que representa el 8,6% del PIB.