Los indignados de Londres continúan sin abandonar su campamento, que tienen situado a los pies de la catedral de San Pablo, saltándose el plazo fijado por la autoridad municipal y alimentando un conflicto que tiene muchos visos de ser largo, ya que está a merced de un conflicto judicial.

Esta negativa a abandonar el espacio, parte del cual es vía pública y otra parte de la iglesia, supone que la corporación municipal de la City, distrito financiero de Londres, llevará el caso ante el Tribunal Supremo, que en ningún caso va a fallar judicialmente de forma rápida. La iglesia, por el trozo que le pertenece, parece no tener demasiada prisa por que los indignados se marchen.

Un portavoz municipal dijo ayer que, de momento, no contemplan la opción de emprender una acción policial contra los indignados.