La OTAN aseguró hoy que interceptará los envíos de armas también a los rebeldes libios, incluso si proceden de sus países miembros, entre los que hay división acerca de si conviene mandar material militar al bando sublevado contra Muamar el Gadafi. La Alianza Atlántica asumió hoy el mando completo de todas las operaciones internacionales en Libia e insistió en su objetivo de aplicar con neutralidad la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU, lo que, según el presidente del Comité Militar aliado, almirante Giampaolo Di Paola, harán de forma neutral. La OTAN va a defender a "todos los civiles" de Libia, indicó Di Paola en una conferencia de prensa en la que afirmó que no toman parte en el conflicto, si bien no dejó de recalcar que los ataques contra los civiles y las zonas pobladas "han venido de un lado, el de Gadafi". El mismo esquema se repetirá en la vigilancia del embargo de armas: "si hay un buque que transporta armas o mercenarios, lo detendremos. Confío en que ninguno de los países que aprobaron la resolución piense en hacerlo", señaló. Su afirmación llegó en medio del debate interno en la Alianza acerca de si conviene o no armar a lo rebeldes libios ante la nueva contraofensiva de las fuerzas de Gadafi, una idea de la que son partidarios países como Estados Unidos y el Reino Unido, pero a la que se oponen otros miembros de la OTAN, como Bélgica. El secretario general aliado, Anders Fogh Ramsussen, se mostró tajantemente en contra de enviar equipo militar a los rebeldes, al subrayar que la OTAN opera en Libia "para proteger a los civiles, no para armarlos". "Nos vamos a centrar en aplicar el embargo de armas (dictado por la resolución), una decisión que afecta a todas las partes implicadas en el conflicto", explicó el secretario general de la Alianza en una rueda de prensa en Estocolmo junto con el primer ministro sueco, Fredrik Reinfeldt, cuyo Gobierno ha ofrecido ocho aviones de combate JAS 39 Gripen para las operaciones de vigilancia. España considera que la entrega de armas a los rebeldes requeriría la aprobación de una nueva resolución de la ONU que levantara el actual embargo, el cual se aplica tanto al régimen de Gadafi como a los milicianos, según dijo el martes en Londres la ministra española de Exteriores, Trinidad Jiménez. A pesar del compromiso de no enviar soldados de tierra a Libia, Di Paola se mostró evasivo acerca de si la OTAN usará datos de inteligencia procedentes de pequeños grupos de fuerzas especiales que puedan tener algunos países sobre el terreno como observadores para guiar los bombardeos. La resolución de la ONU estipula que en Libia no debe haber "fuerzas de ocupación", recordó el militar italiano, quien añadió: "recogemos información de los aliados", por lo que "depende de ellos" cómo obtienen esos datos. "No tenemos fuerzas sobre el terreno. Si las hay de países de la coalición, no es una presencia de la OTAN", destacó. Las operaciones que dirige la Alianza Atlántica incluyen más de un centenar de aviones (de combate, reavituallamiento en vuelo y vigilancia), así como una docena de buques, enviados por una veintena de países miembros y algunos de fuera de la OTAN, como Catar o Emiratos Árabes Unidos. La OTAN decidió el pasado domingo asumir el mando de todas las operaciones de protección de civiles y zonas habitadas en Libia, después de que anteriormente se hiciera cargo de la vigilancia del embargo de armas y de la zona de exclusión aérea sobre el cielo libio. El responsable de la operación, el general canadiense Charles Bouchard, dijo en una teleconferencia desde el cuartel aliado de Nápoles (sur de Italia) que la Alianza ya emitió esta mañana las primeras órdenes para que sus aviones emprendieran misiones en torno a Libia. En total, esta mañana se produjeron las primeras 90 salidas aéreas. "La transición se realizó sin interrupciones", aseguró Bouchard.