Debía ser el día de definir consecuencias y responsabilidades. Pero ayer, en Alemania, todos miraban hacia otro lado. Las elecciones del domingo en los estados de Baden-Württemberg y Renania Palatinado tuvieron solo un ganador --Los Verdes-- y muchos perdedores. "Ha sido un día doloroso para la CDU. Hemos perdido el Gobierno de Baden-Württemberg tras 58 años y eso es algo que no se supera en un día", admitió ayer en tono serio Angela Merkel.

La cancillera señaló que la "razón clara" de la derrota cabe buscarla en el debate nuclear generado tras la catástrofe japonesa, pero añadió que no ve ningún motivo para hacer cambios ni en su equipo de Gobierno ni en su política energética que, insistió, se revisará en junio, cuando termine la moratoria de tres meses impuesta a la ley que debía ampliar la vida de las centrales nucleares.

El efecto Fukushima es para Merkel el culpable de la pérdida del feudo conservador, aunque para salvar las formas dimitió el dirigente regional de la CDU y primer ministro de Baden-Württemberg, Stefan Mappus, defensor de la energía atómica hasta hace dos semanas.

SOCIOS MENORES Más difícil de justificar, si cabe, es la debacle de los socios menores de Merkel, los liberales del FDP, que no han dejado de caer desde que entraron en el Ejecutivo y que ayer se quedaron fuera del Parlamento de Renania Palatinado y con los votos justos para formar parte del de Baden Württemberg. "Vamos a iniciar una fase de discusión para establecer responsabilidades", decía ayer el líder liberal y vicecanciller alemán Guido Westerwelle.

Desde sus propias filas llegaban ayer voces que recomendaban a Westerwelle "concentrarse en sus funciones en el Gobierno central" y dejar la cúpula del partido, algo que podría ocurrir el 11 de abril en una reunión de la directiva liberal. También el FDP ofreció una dimisión, la del presidente regional del FDP en Renania Palatinado, Rainer Brüderle, actual ministro de Economía en el Gabinete de Merkel.

El SPD, que perdió la mayoría absoluta en Renania-Palatinado y será por primera vez socio menor de Los Verdes, renunciaba ayer a la autocrítica y se limitaba a felicitar a sus nuevos socios en ambos estados. La próxima estación es Berlín, donde Los Verdes aspiran a sacar del ayuntamiento a Klaus Wowereit (SPD) y acabar con su coalición con el Partido de la Izquierda.