El Gobierno británico no modificará su plan de recortes de los servicios públicos, a pesar de la manifestación de protesta en la que participaron el sábado más de 250.000 personas.

El ministro de Negocios, el liberaldemócrata Vince Cable, declaró ayer que "ningún Gobierno, de coalición, laborista o de otro tipo va a cambiar los fundamentos de su política económica, en respuesta simplemente a una manifestación así". Cable admitió, sin embargo, que las "decisiones son difíciles" y el Gobierno está dispuesto a "escuchar a los sindicatos". El veterano político negó las informaciones que apuntan a divergencias en el seno de la coalición provocadas por la reforma de los servicios públicos. "El país tiene uno de los gobiernos más fuertes de todos los tiempos", afirmó.

ANARQUISTAS DETENIDOS La marcha organizada por la confederación sindical británica, Trade Union Congress (TUC), terminó con 66 heridos leves y más de 200 detenidos. La mayor parte de los arrestados pertenecen a una organización anarquista, UK Uncut, que provocó destrozos en varios establecimientos de Oxford Street y Piccadilly, donde ocuparon los almacenes de Fortnum & Mason.

Los portavoces sindicales condenaron los incidentes, provocados por apenas medio centenar de individuos. "Son gente que se separó de la marcha y del recorrido con claras intenciones de ejercer destrucción y violencia", señaló el secretario general del TUC, Brendan Barber. El dirigente sindical no espera que el Gobierno dé un giro radical a su política de repente como consecuencia de la manifestación. "Tienen que empezar a meditar muy seriamente por qué era la gente normal y corriente de Gran Bretaña la que participó en la marcha", dijo.