La crisis económica que tiene a Portugal al borde de un rescate financiero acabó ayer con seis años de gestión del Ejecutivo socialista de José Sócrates, que dimitió tras rechazar toda la oposición en bloque su último plan de austeridad. El dirigente conservador Pedro Passos Coelho, cuya decisión de no apoyar esta vez al Gobierno forzó su caída, sugirió de inmediato la celebración de elecciones anticipadas y se mostró dispuesto a que su partido afronte desde el Gobierno la crisis económica lusa.

Pero el líder parlamentario socialista, Francisco Assis, expresó también su confianza en que Sócrates vuelva a ser candidato en las probables elecciones que aún debe considerar y convocar el jefe de Estado, Anibal Cavaco.

El líder socialista explicó la dimisión por el rechazo de la oposición al plan económico presentado para intentar superar la crisis económica y evitar pedir ayuda externa. Sócrates acusó a las fuerzas de la oposición de anteponer el interés partidario a los intereses nacionales y les responsabilizó de los problemas que pueda sufrir ahora Portugal.

Passos Coelho, presidente del Partido Social Demócrata (PSD, centroderecha) del que es líder histórico Cavaco, responsabilizó al primer ministro saliente de "no conseguir crear confianza" en los mercados y castigar a los portugueses con sucesivos planes de austeridad que no dieron resultado.

Todos los partidos de la oposición, dos conservadores y tres de tendencia marxista, votaron contra el paquete de medidas anticrisis presentado por Sócrates, al que solo apoyó su propia formación, con 97 de los 230 diputados. El plan de austeridad fue defendido en el Parlamento por varios ministros, entre ellos el de Finanzas, Fernando Texeira, que advirtió de las graves consecuencias financieras que tendrá su rechazo ante la presión de los mercados sobre la deuda lusa.

CHANTAJE GUBERNAMENTAL Pero, en un largo y tenso debate de cinco horas, la oposición coincidió en rechazar el "chantaje" gubernamental y acusó al Ejecutivo de no saber gestionar la crisis e imponer graves sacrificios a la población. La principal formación de la oposición, el PSD, culpó a los seis años de Gobierno socialista de los problemas que sufre Portugal, en tanto las fuerzas de izquierda le reprocharon la destrucción de la cobertura social del Estado.

Las medidas contenidas en las tres versiones anteriores del PEC, que fueron negociadas con Bruselas, aplicaron varias subidas de impuestos, reducción de salarios, gastos e inversiones del sector público y una rebaja de los subsidios sociales lusos.