Después de siete años sin sufrir un atentado con explosivos, la Jerusalén judía revivió ayer uno de los peores traumas de la segunda Intifada. Una pequeña maleta cargada con dos kilos de explosivos y abandonada junto a una concurrida parada de bus estalló en las inmediaciones del centro de convenciones y la estación central de autobuses. La bomba mató a una mujer israelí de 59 años e hirió a 24 personas. El atentado llega un día después de que la aviación israelí matara a ocho palestinos en Gaza. El rebrote de los cohetes desde la franja llevó ayer a varios dirigentes israelíes a amenazar con un correctivo similar al del 2009. El atentado se produjo poco después de las tres de la tarde hora local, mientras decenas de pasajeros esperaban el autobús en una de los ejes de tránsito más concurridos de la ciudad. Podía haber sido una masacre, pero la relativa escasa potencia del artefacto se cebó principalmente con aquellos que esperaban en la parada. El de ayer es el primer atentado con bomba en Jerusalén desde que una mujer se inmolara en una parada en el 2004 matando a dos policías, y añade más tensión a la espiral de violencia que cuaja en Gaza y cercanías.