Los trabajos que cientos de operarios realizan para tratar de poner en marcha los sistemas de refrigeración y enfriar los seis reactores de la central nuclear de Fukushima se han visto interrumpidos temporalmente este miércoles cuando un humo negro procedente del reactor número 3, el más dañado tras el terremoto y posterior tsunami del pasado día 11, ha obligado a las autoridades a evacuar la planta. "No sabemos si el humo viene del edificio que alberga la turbina o del mismo reactor", ha explicado un portavoz de Tepco, la empresa que gestiona la planta. Poco antes, se habían suspendido las labores en la zona del reactor número 2 por los altos niveles de radiación detectados en esta unidad, según ha informado la Agencia de Seguridad Nuclear de Japón. Los trabajadores se han retirado cuando los sistemas de medición han registrado 500 milisievert (500.000 microsievert) a la hora, un nivel que se enmarca en la horquilla de riesgo. En ese momento trataban de devolver la electricidad a esta unidad. En el reactor 1, la temperatura ha aumentado hasta superar los límites permitidos aunque esto no supone un peligro inmediato, según la Agencia de Seguridad Nuclear, que confía en que en las próximas horas algunas funciones de esta unidad puedan volver a funcionar. El rector 1 ha alcanzado una temperatura de 400 grados centígrados, mientras que el límite está en los 302 grados. Recuperación de la energía Tokyo Electric Power (Tepco), la empresa que opera la planta de Fukushima, tiene previsto continuar hoy con las labores de reparación de los sistemas de energía y refrigeración de los reactores 1 y 4, después de devolver la noche del martes la electricidad a la sala de control del reactor 3. El primer objetivo, una vez tendido el cableado eléctrico a los 6 reactores de la central, es poner en marcha los paneles de instrumentos de los reactores 1,2,3 y 4 para calcular los niveles de presión de los núcleos. El terremoto y posterior tsunami del día 11 cortaron la electricidad que alimenta los sistema de refrigeración de los reactores 1,2 y 3, que en el momento del seísmo se encontraban funcionando. Además, las piscinas de combustible usado de las unidades 2,3 y 4 han perdido también sus funciones de refrigeración que evitan la fusión del material radiactivo. Riesgo en un radio de 40 kilómetros El peligro por las emisiones radiactivas no cesa. Este miércoles, el Ministerio de Ciencia ha informado de que los niveles de radiactividad detectados en un radio de 40 kilómetros en torno a la central nuclear de Fukushima-1, la más afectada por el terremoto de nueve grados en la escala de Richter que el 11 de marzo sacudió la costa noreste del país, superan en 400 veces los habituales. Las autoridades han registrado 43.000 becquerelios de yodo radiactivo y 4.700 de cesio radiactivo apenas a cinco centímetros de profundidad en el suelo ubicado a esta distancia de la planta, en dirección oeste-noroeste, según ha informado la televisión estatal NHK. De acuerdo con estas cifras, Keigo Endo, un profesor de la Universidad de Gunma, ha indicado que el yodo y el cesio radiactivos exceden 430 y 47 veces los límites normales de radiación, respectivamente. Esto significa que los residentes en los alrededores de la central podrían estar expuestos a lo largo de un año a una radiación cuatro veces superior a la establecida legalmente. No obstante, ha descartado que suponga un riesgo inmediato para la salud humana.