Los aliados pasaron ayer a la acción. A las 17.45, una veintena de aviones franceses sobrevolaron el territorio libio y abrieron fuego contra las fuerzas leales a Muamar el Gadafi. Horas más tarde, barcos de guerra y submarinos británicos y estadounidenses soltaban una salva de más de un centenar de misiles sobre una veintena de objetivos.

El primer disparo alcanzó un vehículo militar en las inmediaciones de Bengasi, cuartel general de los rebeldes. Siguieron nuevos ataques, en los que cayeron varios blindados del Ejército libio. Tan solo dos horas antes, la veintena de líderes mundiales reunidos en París para aplicar la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU, que autoriza la intervención militar para proteger a la población, había dado luz verde a la ofensiva.

El lanzamiento de las primeras bombas fue a cargo de Francia. Más tarde se incorporaron Gran Bretaña y Estados Unidos con el lanzamiento de 110 misiles Tomahawk. Los países árabes deberán intervenir en una tercera fase mientras que España prestará apoyo logístico al operativo y realizará tareas de avituallamiento y vigilancia, según concretó ayer en París a los aliados el presidente José Luis Rodríguez Zapatero.

"CAMPO DE BATALLA" La respuesta del coronel libio a la ofensiva aliada no se hizo esperar. Gadafi amenazó anoche con atacar objetivos civiles y militares en el Mediterráneo que, dijo, se ha convertido en un verdadero "campo de batalla".

Francia ha tomado el liderazgo político de la operación y el presidente, Nicolas Sarkozy, no ha parado hasta conseguir el apoyo suficiente para declarar la guerra a Gadafi.

El dirigente no quiere correr el riesgo de que el dictador libio se mantenga en el poder y desentierre su pasado terrorista, en cuyo caso Francia se convertiría en un objetivo prioritario. De hecho Gadafi ha amenazado con aliarse con Al Qaeda y se ha mostrado muy beligerante con Sarkozy, uno de los primeros dirigentes que le ha dado la espalda. Después de su torpe reacción ante las revoluciones de Túnez y Egipto, el presidente temía quedar al