Pese a que los últimos hallazgos sobre la presencia de yodo radiactivo en algunos alimentos procedentes del área de la central nuclear de Fukushima ha impedido cualquier signo de optimismo en Japón, los operarios que trabajan en la central han continuado enfriando los reactores 3 y 4, los más inestables, y han conseguido que los otros cuatro reactores --el 1, el 2, el 5 y el 6-- hayan quedado conectados a la red eléctrica. A pesar de los avances, el portavoz del Gobierno japonés, Yukio Edano, ha señalado que la situación "es todavía incierta", especialmente en el reactor número 3. La compañía que gestiona la planta nuclear, Tepco, espera que ahora que las unidades 1, 2, 5 y 6 ya están conectadas a fuentes de energía externa pronto podrán poner en funcionamiento sus paneles de control y las bombas de agua del sistema de refrigeración. El reactor 1 es el que podría experimentar más dificultades, según ha explicadp la empresa. Las unidades 5 y 6 son las menos dañadas por el terremoto y posterior tsunami del pasado día 11 y este domingo registraron temperaturas relativamente normales en sus piscinas de almacenamiento de combustible usado, lo que permite una cierta tranquilidad en ese frente. Sigue el vertido de agua Los esfuerzos se concentran pues en las unidades 3 y 4, las más afectadas por las explosiones que se sucedieron tras el terremoto, que inutilizó los sistema de refrigeración. La unidad 3 es una fuente de preocupación para la Agencia de Seguridad Nuclear de Japón, ya que la presión de la vasija de contención, que protege el núcleo, se había incrementado y podría ser necesario liberar vapor para evitar males mayores. Los ingenieros de Tepco han descartado esa operación, que habría emitido material radiactivo a la atmósfera, pues por el momento la presión parece haberse estabilizado. Después de rociar con miles de toneladas de agua el reactor 3 durante este fin de semana para enfriar su expuesta piscina de combustible, miembros del Ejército nipón se han dedicado, por primera vez, a enfriar con agua el reactor 4. La operación, en la que se han vertido 80 toneladas de agua, se ha porlongado durante una hora con la intención de evitar que las barras de combustible queden expuestas al aire y, en el peor de los casos, se fusionen y emitan grandes cantidades de radiación. Otra señal positiva registrada este domingo ha sido la importante caída en los niveles de radiación de la planta, ya que las mediciones bajaron hasta los 2.579 microsievert por hora a primera hora frente a los 3.443 del sábado. No obstante, ni Tepco ni el Gobierno cantan victoria. Situación "muy seria" De hecho, el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) ha asegurado que en las últimas horas se ha producido una evolución positiva en la central pero ha advertido de que la situación sigue siendo "muy seria". "Hubo desarrollos positivos en las últimas 24 horas, pero la situación sigue siendo muy seria", ha subrayado el asesor científico del OIEA Graham Andrew. Entre los aspectos positivos, el organismo internacional ha citado "el descenso significativo" de la temperatura en los depósitos de combustible nuclear usado de la central después de las operaciones de rociado de agua de las últimas horas. Andrew ha apuntado que la radiación detectada en las últimas horas no supone cambios significativos sobre la registrada el sábado y ha insistido en que no suponen un riesgo para la salud. "Los niveles de radiación no han cambiado mucho y están por debajo de los niveles dañinos para la salud humana", ha señalado.