Un día después de que el Consejo de Seguridad de la ONU autorizara "todas las medidas necesarias" para la protección de los civiles en Libia y el establecimiento de una zona de exclusión aérea, la maquinaria militar empezó ayer a engrasarse para una probable e inminente intervención internacional basada en ataques aéreos, al tiempo que empezaba a tomar cuerpo la coalición multinacional que la llevaría a cabo. Todo está en manos de la decisiva cumbre internacional que se celebrará hoy en París y que reunirá a los mandatarios de la Unión Europea, de EEUU (asistirá la secretaria de Estado, Hillary Clinton), de la Liga Arabe, la Unión Africana y el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon. "Todo está a punto, y la reunión del sábado hoy será decisiva", afirmó el ministro de Exteriores francés, Alain Juppé.

Francia, que ha liderado la iniciativa que culminó con la aprobación de la resolución del Consejo de Seguridad, había dicho, a media mañana de ayer, que el inicio de las operaciones militares era "cuestión de horas". Después, el líder libio, Muamar el Gadafi, anunció un alto el fuego unilateral, cuyo cumplimiento ya estaba en duda ayer mismo, pero que, indudablemente, le permitió ganar tiempo.

ULTIMA OPORTUNIDAD Gadafi parecía ayer tener una última oportunidad para evitar los ataques aéreos. Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos y varios países árabes no especificados lanzaron lo que equivale a un ultimátum al mandatario libio. Francia lo anunció a última hora de ayer en un comunicado del Elíseo y, poco antes, el presidente estadounidense, Barack Obama, lo había detallado, en términos prácticamente idénticos, en una comparecencia pública. Las condiciones que se imponen a Gadafi son: un alto el fuego inmediato y el cese de los ataques a civiles; que detenga el avance hacia Bengasi de las tropas que le son fieles; la retirada de las tropas de Ajdabiya, Misrata y Zawiya; el restablecimiento del suministro de agua, gas y electricidad en todo el país, incluidas las zonas rebeldes, y el acceso de la ayuda humanitaria. "Estas condiciones no están sujetas a negociación", subrayó Obama.

Al tiempo que no dejó ninguna duda de que, si Gadafi no cumplía estas condiciones, habría una operación militar aérea, el presidente Obama dejó también claros los límites de la actuación. EEUU "no desplegará tropas terrestres" --algo que la resolución de la ONU prohíbe explícitamente-- y no usará la fuerza "más allá de un objetivo bien definido como es la protección de los civiles". O sea, nadie habla abiertamente, por ahora, de un derrocamiento de Gadafi, aunque la secretaria de Estado subrayó que había que ir "paso a paso" e insinuó que, aunque el objetivo inmediato sea la protección de los civiles, la finalidad a más largo plazo es que Gadafi abandone el poder.

Las reacciones al anuncio del alto el fuego por parte de Gadafi fueron muy distintas entre los países opuestos a la intervención y los países que la apoyan. La cancillera alemana, Angela Merkel, lo calificó de "esperanzador" y Moscú dijo que lo celebraba (tanto Alemania como Rusia se abstuvieron en el Consejo de Seguridad). En cambio, Clinton pidió "hechos y no palabras", Francia y Gran Bretaña instaron a la "cautela" sobre la declaración de

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