La tragedia que vive Japón estos días ha relegado a un segundo plano en los medios de comunicación del mundo la rebelión en Libia contra el régimen del coronel Muamar el Gadafi. El mandatario libio no ha estado nunca tan cerca de aplastar la revuelta como ahora, gracias en parte a que la comunidad internacional y los medios han centrado su atención en el desastre que asola el país asiático.

Desde que estalló la rebelión en Libia, a mediados del pasado mes de febrero, los medios de comunicación no dejaron de reservar espacios especiales para informar sobre el país magrebí, y más aún cuando los rebeldes se plantaron en pocos días a las puertas de la capital, Trípoli. Todo indicaba que, tras las revoluciones de Túnez y Egipto, la primavera árabe se aprestaba a destronar a otro dictador.

La atención se mantuvo en pie cuando el pasado 6 de marzo las fuerzas gubernamentales empezaron la gran contraofensiva que todavía está en curso.

Las crónicas de guerra iban acompañadas entonces de las vacilaciones de la comunidad internacional sobre reconocer a los rebeldes o autorizar una zona de exclusión área que impidiera a Gadafi hacer uso de sus aviones de combate contra las fuerzas rebeldes, la punta de lanza de sus exitosos ataques.

Libia seguía apareciendo en las portadas y ocupando varias páginas interiores en los diarios. Pero el protagonismo de la guerra en el país magrebí acabó el 11 de marzo, cuando el terremoto y posterior tsunami arrasó buena parte de Japón.

La proporción de páginas reservadas desde entonces a la tragedia japonesa ha sido siempre muy superior al espacio que se había dedicado a Libia los días previos. Un mínimo de seis páginas cada día en cada uno de los principales periódicos españoles, y una cifra similar a algunos rotativos extranjeros.

RECUPERAR TERRITORIO A partir de las ediciones del día 12, el espacio reservado a la guerra de Libia ha quedado muy reducido --en ocasiones a una sola pagina-- pese a que ha sido durante estos días cuando las tropas de Gadafi han logrado recuperar la gran mayoría de territorio perdido en las primeras semanas de revuelta. No es extraño que los rebeldes lleven días pidiendo ayuda internacional.

Durante las cuatro primeras jornadas de la gran contraofensiva gubernamental --del día 6 al 10 de marzo-- las fuerzas de Trípoli avanzaron tan solo 60 kilómetros, desde la localidad de Ben Jauad hasta la petrolera de Ras Lanuf, que cayó entonces en manos de las fuerzas de Gadafi.

Coincidencia o no, la marcha del Ejército progubernamental hacia Bengasi, la capital de los rebeldes, se aceleró de manera espectacular a partir del 11 de marzo, día del terremoto y posterior tsunami en el país asiático. Doscientos kilómetros en tan solo cuatro días.